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Se unirán

La derecha se las pinta sola para perder unos comicios supuestamente ganados de antemano. Al tiempo.

La derecha se las pinta sola para perder unos comicios supuestamente ganados de antemano. Al tiempo.
Yolanda Díaz, Irene Montero y Ione Belarra durante la entrega de los 2ª Reconocimientos Arcoíris. | EFE

La presentación en sociedad de la plataforma Sumar de Yolanda Díaz ha despertado toda clase de especulaciones. La obsequiosa actitud de Pedro Sánchez durante la moción Tamames hizo creer que el doncel de las saunas estaba respaldando la operación para arrumbar a Podemos. Se ha supuesto que el presidente quiere librarse de tener que negociar después de las elecciones generales con un Pablo Iglesias que sigue controlando Podemos y prefiere entenderse con el vacuo personaje que representa la comunista vestida de blanco. Inmediatamente después, se ha empezado a calcular que quizá el presidente se esté pasando de frenada porque Yolanda tiene muy buena prensa, es el político mejor valorado y quizá podría levantarle la merienda a Sánchez. Ella misma se ha presentado como la que será la primera mujer en presidir el Gobierno de España. El empecinamiento de Podemos en no querer aceptar sin unas primarias el liderazgo de la tonta del bote ha generado la esperanza de que quizá la extrema izquierda acuda dividida a las elecciones generales, algo que sería garantía de la victoria de la derecha. Feijóo y Abascal, a la vista de las divisiones, se sienten tan seguros que prefieren pelearse entre ellos en vez de denunciar las corrupciones del PSOE. El caso de Vox es especialmente sangrante porque se ha abstenido en la votación del desastroso decreto de las pensiones. Aunque no está mal recordar que Yolanda Díaz sacó adelante su reforma laboral, algo que salvó su futuro político, gracias al conveniente voto de un diputado corrupto del PP.

Puede tener sentido que Sánchez quiera desembarazarse de la tutela de Pablo Iglesias y prefiera depender de Yolanda Díaz. Tiene lógica porque todos los lerdos que se creen muy inteligentes, como le pasa a Sánchez, creen que es más fácil controlar a un tonto que a un listo sin darse cuenta de que es exactamente lo contrario. Pero, por muy mentecato que sea Sánchez, no puede ignorar que forzar a la extrema izquierda a acudir dividida a las urnas es equivalente a tirar por la borda toda esperanza de seguir siendo presidente del Gobierno después de las elecciones de diciembre. De forma que no es eso lo que pasa.

La extrema izquierda llegará a un acuerdo y acudirá unida a las elecciones porque, aunque es verdad que a los comunistas les encanta dividirse en facciones, les gusta mucho más ostentar cargos y pisar moqueta. Así que, con toda seguridad, antes de diciembre, llegarán a un acuerdo. Lo que pasa es que, gracias a Pedro Sánchez y al empujón que le ha dado a Yolanda Díaz, ya no será Pablo Iglesias el único que corte el bacalao, sino que tendrá que compartir el reparto de prebendas con la comunista. Y un PSOE marrullero junto a unos comunistas unidos en una única lista, aunque haya sido elaborada a tortazos, pueden muy bien ganar las elecciones, sobre todo si el PP anda más preocupado por no depender de Vox y Vox más preocupado por lograr que el PP dependa de él. La izquierda puede equivocarse haciendo una ley, pero nunca se autolesionará en unas elecciones. En cambio, la derecha se las pinta sola para perder unos comicios supuestamente ganados de antemano. Al tiempo.

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