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La libertad da la nota

Isabel Díaz Ayuso es de las pocas políticas españolas que se toma en serio la disyuntiva entre libertad o totalitarismo.

Isabel Díaz Ayuso es de las pocas políticas españolas que se toma en serio la disyuntiva entre libertad o totalitarismo.
Isabel Díaz Ayuso. | Europa Press

Escucho con fruición la entrevista de Federico Jiménez Losantos a Isabel Díaz Ayuso. Y recuerdo también lo escrito por alguien muy cercano a este cronista a principio de marzo de 2021: "La mujer gana. Ya era hora. Isabel Díaz Ayuso está en la vanguardia de la democracia. Está muy por encima de la mediocridad política que invade España. Su penúltima acción, impedirle a una ministra, indocumentada, sí, pero ministra, perorar sobre un tema serio a los jóvenes de un centro público de enseñanza, era toda una premonición de su última decisión: disolución de la cámara autonómica y convocatoria de elecciones en Madrid. Esta resolución está llena de valentía, esfuerzo, furor e ímpetu. El coraje civil de esta mujer acabará con la chulería del tipo de la Moncloa".

Esa decisión de 2021 cambió por completo la visión de la política española. Sobran pruebas para justificar esa tesis, incluso en su propio partido, eje central de la "derecha sin remedio", han comenzado a entender la lección. Sí, esta señora aportó efusión, una expresión viva de afecto y alegría, para cambiar la concepción geométricamente vaga y, a veces, oscura de la política del PP en sus vínculos y relaciones con el PSOE, el partido totalitario por antonomasia del régimen democrático, especialmente desde que llegara al poder Rodríguez Zapatero después de un terrible atentado terrorista. Díaz Ayuso trajo, en efecto, a la sociedad española entusiasmo y pasión por la política. Otra cosa es que en su partido lo hayan entendido los llamados "líderes nacionales". No importa. Ya lo entenderán. Quizá los resultados que el PP de Madrid obtenga el 28 de mayo marquen, como ya hiciera en las autonómicas del 2021, el inicio de algo más que un cambio de ciclo en la política española: una regeneración democrática en todos los órdenes de la vida pública española.

Porque Isabel Díaz Ayuso es de las pocas políticas españolas que se toma en serio, desde que llegara al poder en la Comunidad de Madrid, la disyuntiva entre libertad o totalitarismo, o sea, entre democracia o esclavitud, es seguida con entusiasmo por los españoles que aman por encima de todo la libertad. Exactamente eso es lo que he sentido al escucharla en esRadio: "entusiasmo por la libertad". Ahí está la clave del futuro de España: o queremos más y mejor libertad o, por el contrario, nos seguimos adaptando a sobrevivir "cabeza con cabeza" como nos imponen todos los días los socialistas, los comunistas y los separatistas. Díaz Ayuso, en fin, ha conseguido que los españoles contemplemos todavía el cuadro de una posible rendición sin caer en el romanticismo, pero tampoco sin rendirse a lo clásico. Su ingenuidad, espontaneidad y furor están lejos de cualquier romanticismo político. Es aún una clásica. Su efusión nunca destierra al orden del todo. La declaración final de la entrevista con Federico contiene toda la política de Isabel Díaz Ayuso: "No me gusta improvisar nada". Esta política medita, compone, no se deja arrastrar por horizontes lejanos, luces de domingo, mares sin puertos y paisajes idílicos

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