
Los libros de proverbios árabes, al igual que el refranero español, están llenos de tonterías, algunas de las cuales tienen la mala costumbre de cumplirse. A veces todo está en la sabiduría popular. Un viejo aforismo marroquí dice "no compres la casa antes de haber comprado al vecino". Todo lo que Mohamed VI ha hecho es comprar al vecino. La casa somos nosotros.
Marruecos no se está riendo de Sánchez, sino de España. Que tengamos a un asno jactancioso de presidente no cambia el hecho de que somos tan rehenes de Rabat como él. Y lo que está en juego es tanto la inmigración ilegal como nuestra seguridad nacional, la protección contra el terrorismo yihadista, por ser más precisos.
Lo que preocupa a Sánchez no es el agujero de seguridad sino el de privacidad, la suya propia; recordemos que alguien tiene 2,6 gigas mensajes, imágenes y documentos extraídos del móvil del presidente. Hay pocas probabilidades de que se trate de la imagen escaneada de los 5 tomos de la Suma Teológica.
Conocemos ya todos los extremos de esta historia; como diría mi paisana, quien tenga honra que me siga y, de paso, que ate los cabos:
La madrugada del 17 de mayo de 2021 se produjo la gran crisis con Marruecos por la avalancha de más de 8.000 inmigrantes en Ceuta. Dos días después, sorpresa: el primer ataque de Pegasus al móvil del presidente. Forbidden Stories publicó ese verano que en el mundo había unos 50.000 móviles infectados por Pegasus, de los cuáles unos 10.000 serían incursiones de la inteligencia marroquí. En junio del mismo año, Sánchez aprobó una inesperada ayuda directa de 30 millones de euros a Marruecos en concepto de "gastos de vigilancia", dicho así no queda claro si les regalamos dinero para que custodien el lado de la frontera que les corresponde, o sí les estamos pagando para que nos vigilen a nosotros.
Un año después, cuando el Gobierno publicitó el asalto al teléfono presidencial, señaló veladamente a Marruecos como sospechoso. Pero el CNI salió a desdecirse sobre esas sospechas en junio de 2022, justo después de destituir a su directora general, cuando nos convertimos oficialmente en secuestrados, y todo empezó a responder a las órdenes de Rabat. El desmentido del CNI, tras la destitución de Paz Esteban, más bien pareció una confirmación de lo sospechado que un sigiloso arrobo de sinceridad. Así que, tal y como está todo, quizá debamos dar gracias a Dios porque todavía nos dejan comer jamón serrano, ir a misa, y beber manzanilla sanluqueña dentro de nuestras fronteras.
Tras el verano del 2022, Ignacio Cembrero –que figura también entre los periodistas espiados— desveló en El Confidencial que el CNI descubrió justo antes de la pandemia una trama de espionaje marroquí en su consulado en Madrid, llegando incluso a denegársele la nacionalidad española a uno de los agentes consulares implicados, si bien misteriosamente no fue expulsado de España. Ahí todo apesta a Cumbre del Dátil en la intimidad.
La cronología oficial de la diplomacia de ambos países parece una etapa del rally Madrid-Rabat. Si mis informaciones son correctas, Sánchez llamó al presidente de Argelia el 6 de marzo del 2022 para exaltar las buenas relaciones bilaterales, particularmente en lo referente a los acuerdos energéticos. Por entonces, alguien en La Moncloa redactaba también la torpe carta de rendición a Marruecos, ya famosa, que enviaron con firma presidencial el 14 de marzo, y que provocó una gran crisis con Argelia. Lo malo de tener un concepto tan alto de ti mismo es que crees que puedes tomarle el pelo a la vez a Mohamed VI y a Abdelmadjid Tebboune y salir vivo de la inocentada.
Como todos los bocazas, Sánchez es bastante cobarde. En su largo historial de alianzas y peleas, siempre lo encontrarás del lado del más matón. Por eso no es extraño su pánico a Rabat, que ha devenido en que el rey de Marruecos pone y quita ministros y altos cargos, como si fuéramos una colonia de Rabat. El moro juega su partida, siguiendo la pauta del viejo proverbio: Mohamed ha comprado al vecino Sánchez para hacerse con la casa. Lo de menos es si lo ha conseguido con el arte de su diplomacia, con una gran bandeja de deliciosos cuernos de gacela, o blandiendo un selfie doméstico del presidente en pelotas.
Supongo que lo de especular en el bar con lo de Mohamed VI enseñándole a los colegas los hipotéticos vídeos íntimos de Sánchez será gracioso, pero solo hasta que se produzca otro atentado yihadista en suelo español, y nuestros espías se ven obligados a admitir que no ha sido posible detectar al terrorista a tiempo por falta de cooperación de la inteligencia argelina o de la marroquí.
Entre violadores, etarras, e hipotecas extranjeras, Sánchez tiene el dudoso honor de ser el presidente del Gobierno que más ha desguarnecido la seguridad de la nación. Quiera Dios que no tengamos que lamentarlo.
