
El partido de los asesinos los lleva en sus listas. ¿Quién nos lo iba a decir? Acabamos de enterarnos de que aquí se juega. Después de años de tener que aguantar el insulto a la inteligencia que suponía asegurar que Bildu no es ETA, primero el chavista Zapatero lo reconoció abiertamente y al día siguiente supimos que en las listas llevaban a más de cuarenta terroristas condenados, siete de ellos asesinos, de los cuales dos se presentan en el mismo pueblo en que mataron a uno de sus vecinos.
Ahora que ya no pueden ni quieren esconderlo, los mismos izquierdistas que se han pasado años diciendo que Bildu no es ETA se han refugiado en la siguiente línea de defensa de sus excusas para blanquearlos. Lo que ahora hay que decir y pensar es que el objetivo siempre fue justamente este: que los asesinos y criminales de ETA hicieran política sin armas y entraran en las instituciones. Que eso es el triunfo de la democracia.
Pero no. El triunfo de la democracia fue que el Estado lograra cercarlos y dejarlos en la UCI sin capacidad de seguir matando. Que tuvieran que dejar de cometer atentados no porque no quisieran, sino porque no podían. El compromiso que estábamos dispuestos a aceptar después de décadas de terror político nacionalista y de izquierdas era que entregaran las armas y se les tratara como los apestados que deben ser siempre quienes recurren a la violencia en democracia. Que ETA, en definitiva, perdiera.
Pero claro, la derrota completa de ETA hubiera sido un triunfo de la derecha, peor aún, del pérfido Aznar. Así que Zapatero, el mismo que ahora sirve de muleta al tirano Maduro, se arrastró para darles oxígeno y conseguir un papel que dijera negro sobre blanco lo que los hechos ya habían dejado claro: que ETA dejaba las armas. A cambio, una alfombra roja no sólo para volver a las instituciones, sino para pactar gobiernos y leyes con ellos cuando llegase el momento. Y el momento llegó con Sánchez y sus esbirros.
No nos llamemos a engaño: esta escoria no está en las listas electorales de Bildu a pesar de ser terroristas y asesinos. Están en las listas electorales de Bildu porque son terroristas y asesinos. Bildu nunca ha escondido su predilección por los etarras a los que homenajea a la menor oportunidad, porque Bildu es Herri Batasuna, es Euskal Herritarrok, es Sortu, es el Partido Comunista de las Tierras Vascas; es, en definitiva, ese eufemismo al que llaman "izquierda abertzale", y que no es más que la izquierda asesina nacionalista vasca. Es el resto de la izquierda y sus medios quienes han pretendido hacernos luz de gas. Porque para ellos la violencia política, cuando se ejerce desde la izquierda, es disculpable. Se les llena la boca diciendo que "ETA ya no mata" y que por tanto debemos mirar hacia adelante y aplaudir al partido que presenta asesinos y al que votan los mismos que los votaban cuando mataban. A tragar con ese "relato" que habla de dos bandos malos, pero el de la Ley peor que el del tiro en la nuca. Pero somos muchos quienes no estamos dispuestos a doblar la cerviz y no lo estaremos jamás.
Es cierto que el País Vasco nunca ha hecho la transición a la democracia. De lo que algunos se están enterando ahora es que la izquierda tampoco.