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EDITORIAL

Otegi manda, Sánchez paga

Las tensiones entre Sánchez y Otegi son un asunto pasajero que no les impedirá llegar a otro acuerdo si los resultados del 23-J les son propicios.

Arnaldo Otegi ya ha avisado a Pedro Sánchez de que si los socialistas no votan a favor de los candidatos proetarras en municipios y diputaciones del País Vasco "no va a hacer un buen negocio". Viniendo de semejante personaje es seguro que Sánchez habrá tomado buena nota de esa afirmación. El coordinador general de EH Bildu tiene un pasado del que todo el mundo es consciente y sus palabras suelen tener consecuencias. La sobrevenida renuencia del PSOE a favorecer gobiernos proetarras tras las elecciones del pasado domingo, debido al marco electoral que ha impuesto el propio Pedro Sánchez con su anticipo, ha causado un cierto impacto en Bildu.

Se sorprende Otegi de que los socialistas traten de mirar hacia otro lado cuando su formación exige su apoyo para detentar las alcaldías de Vitoria y Pamplona y la Diputación de Guipúzcoa. Pasa por alto, en cambio, todas las cesiones y concesiones del Gobierno de Sánchez y del PSOE en materia de presos terroristas, el traspaso de las competencias penitenciarias, el sometimiento a los criterios proetarras en la ley de "memoria", el blanqueamiento del pasado criminal y tantos otros episodios bochornosos en la reciente historia de España.

Otegi considera que Sánchez y los socialistas toman a los españoles por bobos. No le falta razón, aunque los electores han demostrado el pasado domingo que saben perfectamente con quién ha gobernado Sánchez durante los últimos cuatro años, quién le ha prestado su apoyo, la naturaleza de los crímenes cometidos por sus socios y la ausencia de moral, de dignidad y de escrúpulos que todo ello conlleva. Los españoles saben que socialistas y bildutarras han gobernado juntos en el Ayuntamiento de Pamplona, que los proetarras han sostenido la presidencia socialista de Navarra. Y no les cabe la más mínima duda respecto al apoyo prestado por EH Bildu al Gobierno durante los últimos años, desde la sesión de investidura hasta el anuncio de elecciones anticipadas. De dónde si no habría salido ese "Que te vote Txapote".

Y como eso forma parte de las causas del descalabro socialista del pasado domingo, Sánchez trata de desviar la atención y poner el foco en las negociaciones entre PP y Vox, en vez de en la venta del País Vasco a la ETA. Pero a Otegi los cálculos y malabares del todavía presidente del Gobierno ni le incumben ni le interesan. Exige el cumplimiento estricto del pacto al que llegó con Sánchez para hacerlo presidente del Gobierno.

Que nadie dude de que las tensiones entre Sánchez y Otegi son un asunto pasajero que no les impedirá llegar a otro acuerdo si los resultados del 23-J les son propicios. Ya han hecho demasiadas cosas juntos como para que un traspiés en una negociación municipal suponga un obstáculo insalvable en tan macabra sociedad. Hace mucho tiempo ya que Sánchez rindió el País Vasco a los separatistas y encontrará la forma de satisfacer a Otegi siempre que siga en el Gobierno o, como mínimo, al frente del PSOE.

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