
Comprendo y comparto la algazara por el espectáculo de rebatiña y busca del cargo a toda costa que han dado, y seguirán dándolo, las comunistas de Yolanda Díaz, subidas a la chepa de Sánchez, y las comunistas del Chepas Iglesias, pagando la culpa de la muerte del Padre, necesaria para heredarlo. Pero no hay más que ver los y las que han ganado y las y el que ha perdido para ver que se trata de la misma purria, la misma mugre, el mismo plan de destrucción del Estado y de la nación española para convertirla en república bolivariana, troceada en estaditos xenófobos mediante trucos plebiscitarios.
Podemos no ha muerto, salvo, por ahora, de éxito. Pablenin, como Moisés, no alcanzó la Tierra Prometida de la III República, pero Josué Sánchez espera ver los muros de la Jericó Constitucional derrumbándose ante sus ojos, para acaudillar el proyecto frapero y etarra contra el régimen del 78. El proyecto de Iglesias sigue adelante, pero ahora Pablo se llama Pedro. Y Yolanda copia del último colega que ha traicionado -si puede, penúltimo-, la idea de poner sus bucles en la papeleta, en lugar de la coleta del difunto.
De la Coleta a la cara de Doña Rogelia Trapiños
Por supuesto, es tan ilegal esto como aquello y sólo la cobardía de la Junta Electoral puede permitir semejante disparate. Si cada uno de los partidos pone la imagen que quiera, de Cristo al porno o a las víctimas de la ETA, el colegio electoral será pasto de coleccionistas, no de votantes. La mitad irá a llevarse la colección completa de estampas, la otra mitad votará en décimos de la lotería de las urnas, y a ver quién se atreve a declarar tanto voto nulo. Porque los votos a Doña Rojelia Trapiños deberían ser declarados nulos. La copia del mechón capilar sólo prueba que Yolanda ha cambiado de género y se hace llamar Paula Iglesias, pero su verdadero nombre es Pedro Sánchez, que es el verdadero caudillo del primitivo proyecto podemita de Pablenin.
El comunista Pablenin lleva clavado en la cabeza conyugal el piolet de la comunista Díaz, pero como según Marx en "El 18 Brumario", la historia se repite, pero muta de tragedia a farsa, el piolet se ocultaba en la garita de la Moncloa. En realidad, estaba a la vista, pero los comunistas bordan el papel de verdugos de sí mismos, sirviendo al verdadero caníbal, que es Pedrenin. A Trotski le pasó dos veces con Stalin: primero, cuando no fue al entierro de Lenin, organizado por el genocida georgiano; segundo, cuando, tras huir de la URSS que él tanto contribuyó a crear, con la masacre de Kronsdtat y las fechorías del Ejército Rojo, se creyó a salvo en México. Y no lo estaba. En lo único que triunfó Trotski es en presentar a Stalin como un patán. Pero cuando murió después de mandarlo matar a él, se decía que el palmo de brazo que le faltaba era por firmar las sentencias de muerte de tantos que lo creyeron tonto. Como el guapo, altivo y centelleante hebreo Lev Trotski.
Si tan listo es Iglesias, ¿cómo no vio el efecto de la Ley Sisí?
La vanidad de Iglesias es comparable a la de Trotski, pero sin razón. Lo que pasa es que ha ido yéndose de la primera fila, la de las decisiones, y ha demostrado con las leyes de Montero y Belarra que es un necio sectario. En su papel de vigía de la nave podemita, debió avisar a su tribu de que la Ley sueltavioladores no recibía críticas por radical, sino por insultar a las mujeres al proclamar que las defendía cuando liberaba a sus agresores. Esa incapacidad de ver los efectos de una idea mostró que la burricie de las gemelas de El Resplandor venía de la ceguera propia de la secta de Iglesias. No puede ir de listo, aunque posará de eso siempre, alguien tan incapaz de usar el cerebro; y de confiar en descerebradas como la pandilla de Igualdad.
Pero lo importante es que la Ley Sisí cuyos criminales efectos se achacan a Montero, fue votada y defendida por sus verdugos, empezando por Sánchez y Yolanda y terminando por las colaus, los errejones y los baldovís. Todos la elogiaron; todos, y en especial Sánchez, la presentaron como un avance feminista. Lo es al modo comunista, que perjudica a los que dice defender. Pero se firmó en un consejo de ministros, con varios jueces entre ellos. Y se atacó salvajemente a los jueces que empezaron a aplicar la Ley, mediante disparates que creímos cosa de ceporros como Patxi López, hasta que los ha repetido esta semana Bolaños. Cuando Campo, ministro de Justicia, denunció y demostró que el proyecto de Vicky Rosell era una bofetada a la sintaxis y a la ortografía, amén de una afrenta al Derecho, el que salió del Gobierno fue Campo, y el que mantuvo a Montero, fue Sánchez. Suya es la Ley, como de Yolanda y de los camaradas que ahora escoltan a Fashionaria.
Por eso no cabe creer que el linchamiento de los marqueses de Galapagar por los que ellos lincharon antes, tiene algún significado. Son hienas del mismo desierto, buitres de la misma carroña y lobos de la misma camada. Es un mero cambio de guardia, no de palacio; de nombres, no de ideas; de actores protagonistas, pero no del espectáculo teatral, este vil esperpento. Creer que Podemos ha desaparecido porque hayan liquidado a Pablenin, y ya veremos si no recolocan de portera a la cajera de Saturno, no vaya a devorar sus hijos, o sea, sus votos, sería el triunfo póstumo de Iglesias.
Porque la ideología comunista, guerracivilista, antinacional y dictatorial impregna hoy a toda la Izquierda. En los cinco años de Sánchez, no se ha promulgado una sola ley siquiera socialdemócrata. Por eso Podemos está vivo, con o sin Pablenin y sus pableninas. El proyecto del PSOE, como el de Largo Caballero en los años 30, está rabiosamente inspirado en Moscú, ayer en manos de Stalin, hoy de Putin, con un toque de ideología de género al estilo hortera y cleptocrático de Cristina Kirchner, a quien rendía culto Iglesias en Fort Apache.
La derecha -sobre todo el PP, pero también Vox- tiene la gran oportunidad de derrotar a Sánchez el 23J y empezar a demoler la herencia podemita. Sin ello, el proyecto totalitario sanchista-leninista seguirá vivo. No podremos decir como en un comentario al réquiem de la banda de Galapagar de Jorge Bustos en El Mundo: "Cierren la lápida al salir. Gracias".
