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Federico Jiménez Losantos

Paquirrín Martín, o sea, Sánchez, asocia el PSOE a la ETA para polarizar las elecciones

Lo importante es preferir públicamente al partido de los asesinos frente a dos partidos que, cuando eran el PP, sufrieron el mayor número de víctimas.

Lo importante es preferir públicamente al partido de los asesinos frente a dos partidos que, cuando eran el PP, sufrieron el mayor número de víctimas.
Francisco Martín, delegado del Gobierno en Madrid | EFE

Francisco Martín comparte con Francisco Rivera Pantoja, alias Paquirrín, una popularidad que no se debe a nada propio, bueno ni malo, sino a su vital dependencia de alguien superior, de quien es simple reflejo. Paquirrín I, hijo de Paquirri y la Pantoja, vino al mundo famoso por parte de padre y madre, asociado a un culebrón de cuna, porque apenas nació quedó huérfano de un torero guapo y célebre e hijo único de una tonadillera famosa joven y ya viuda. Y Francisco Paco Martín o Paquirrín II, se ha hecho popular al tomar posesión como Delegado del Gobierno de Pedro Sánchez en Madrid, tras elogiar al partido de la ETA frente a "los patrioteros de pulsera", que, en la lengua de trapo izquierdista, significa PP y Vox.

Los argumentos de Paquirrín II fueron dignos de rucio desahuciado de la noria. Según él, los bildutarras habrían salvado "miles y miles" de vidas de españoles durante la pandemia, al apoyar las medidas del Gobierno, al revés que las derechas, que no las apoyaron. La realidad es que PP apoyó las medidas del PSOE en cinco de las seis votaciones que hubo, y Vox, en la primera, mientras Bildu se abstuvo y no apoyó ninguna. ¿Pero cabe de esto deducir que Paquirrín II es tonto o no se informó antes de hablar y dio, como dijo la prensa gentil con la Izquierda, "un patinazo"?

Bildu nunca votó a favor del Gobierno

En mi opinión, no. Si se elogia al partido que representa a la banda asesina ETA, da igual cómo y con qué se establezca la comparación. Lo importante es preferir públicamente al partido de los asesinos frente a dos partidos que, cuando eran el PP, sufrieron el mayor número de víctimas. Es un acto brutal, miserable y delictivo, porque incurre en un evidente delito de menosprecio a las víctimas del terrorismo, y lo hace, además, de forma arbitraria, basándose en unos hechos que eran fácilmente comprobables.

No lo hizo porque quien puede lo más puede lo menos. Si se elogia a la banda victimaria frente a sus víctimas, lo de menos es el argumento. Podía haber dicho, como desde Zapatero viene haciendo el PSOE, que la derecha vive de la ETA, la que sobrevive, claro, que es igual de asqueroso, pero no imputable. Achacar a PP y Vox indiferencia por las vidas de "miles y miles de españoles" frente al partido de la ETA, que tan sólo se ocupó de ellas para matarlas, es la apología del terrorismo como argumento electoral.

Zapatero tampoco improvisó

La razón de la coz a las víctimas del terrorismo de Paquirrín Martín obedece a una estrategia tal vez errónea, pero, en todo caso, deliberada del Gobierno de Pedro Sánchez de "tensar" o, como le dijo Zapatero a Iñaki Gabilondo en 2008, "tensionar" la campaña de las elecciones generales. Lo de menos es con qué. Lo importante es que la polarización sea tan fuerte que los votos dudosos del bando propio abandonen la abulia abstencionista y se animen a votar, no importa por qué motivo, contra el bando contrario. Los demiurgos de la Moncloa habrán llegado a la conclusión de que una de las razones fundamentales para el batacazo electoral de la izquierda en las municipales y autonómicas fue que la campaña la inauguraron las listas de Bildu con cuarenta y cuatro terroristas condenados, nueve de ellos asesinos. Pero que, en la izquierda, la identificación de la ETA como un partido más entre los "progresistas" está totalmente asumida por las bases y no provoca rechazo alguno. Es decir que la ETA podría ser el gran factor polarizador.

Y a ello se han lanzado. El primero, el ministro del Cartel de Puebla y ex-presidente del Gobierno, Zapatero, que de forma deliberada y sin venir a cuento, se atribuyó en la COPE nada menos que la derrota de la ETA. El segundo, también sin venir a cuento y de forma tan deliberada que hasta avisó al apaleado Lobezno de que iba a hacerlo, fue Paquirrín II Martín. En ambos casos, el efecto fue tensar el ambiente político, poniendo de un lado a las derechas, o al centro derecha, y del otro a las izquierdas, a todas ellas, esperando que el voto útil acabe yendo a parar al candidato del PSOE.

La ETA, gran factor polarizador de Izquierdas y Derechas

Si bien se mira, la convocatoria de las Generales por Sánchez, en vez de apurar los seis meses que le quedaban en la Moncloa y la presidencia europea, obedece al mismo afán de jugárselo todo a una carta, la elección radical, sin intermediarios, entre todo lo que esté a la derecha del Gobierno y Sánchez al frente del Frente Popular Separatista. Los comunistas, ahora en manos de Yolanda Díaz, y todos los aliados de la investidura y de la legislatura de Sánchez, desde la ETA a los golpistas, son banderas no sólo reivindicativas del tiempo pasado del Gobierno, sino del inmediato futuro.

La ETA es o sería pieza esencial del Gobierno de Sánchez si ganara las elecciones; y también lo sería en una oposición que presidiera Sánchez. Si se quiere polarizar el campo electoral entre izquierda y derecha, en busca del voto útil que permita la victoria o una derrota decorosa, es indudable que la elección de la ETA es correcta. Inmoral, criminal, repugnante, pero, adecuada al plan guerracivilista que es la ideología del sanchismo. O sea, que, de errores y patinazos, nada. Todo es deliberado. Ojalá resulte suicida.

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