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La "pacificación" de Cataluña

Lo que ha hecho Sánchez es ceder al chantaje de los golpistas con los indultos y con una reforma del Código Penal.

Lo que ha hecho Sánchez es ceder al chantaje de los golpistas con los indultos y con una reforma del Código Penal.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda a Oriol Junqueras. | EFE

Pedro Sánchez presume en su gira mediática de haber "pacificado" Cataluña, mérito que no es tal pero que el todavía presidente del Gobierno exhibe con la misma indecencia con la que Zapatero dijo que con su Gobierno se había rendido la banda terrorista ETA. Es el modo campanudo de hablar de los presidentes socialistas, esos descubrimientos del Mediterráneo o de las sopas de ajo que se atribuyen como sin darse importancia, porque era su deber moral. Tanto da que la "pacificación" de Cataluña o la rendición de ETA bajo un Gobierno socialista sean mentiras de un calado inconmensurable.

No es ocioso recordar el papel de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para que ETA dejara de asesinar. Ni tampoco el hecho de que vencida la banda terrorista, fue el Gobierno de Zapatero quien tendió la pista de aterrizaje para que los asesinos pasaran a la política como "hombres de paz". Ese sí que es un "mérito" de Zapatero que ningún Ejecutivo posterior ha tenido las agallas de revertir.

En el caso de Cataluña, lo que ha hecho Sánchez es ceder al chantaje de los golpistas con los indultos y con una reforma del Código Penal casi tan vergonzosa como la ley sueltavioladores e igual de chapucera. No estaría de más que Sánchez, en la pretendida operación reencuentro con la sociedad española a través de suaves sesiones de masaje en algunos medios, hablara con los estudiantes de S'ha acabat o con los padres que tras atreverse a pedir algo de español para sus hijos en las escuelas han tenido que soportar el señalamiento independentista instigado por las autoridades de la región.

Tampoco es ocioso recordar que fue el PSC-PSOE de Sánchez e Illa el partido que se sumó a las fuerzas independentistas para boicotear las sentencias sobre el 25% de español en las aulas y reforzar ese sistema antipedagógico y contrario a los más elementales derechos humanos de la inmersión lingüística, tortuoso experimento sociológico implantado por los nacionalistas con la connivencia de los partidos y sindicatos de izquierda.

La presunta "pax catalana" no es más que un periodo de pausa de los partidos, organizaciones y asociaciones independentistas que velan armas ante la eventualidad de un hipotético Gobierno del PP y Vox, tal como se ha podido comprobar este pasado martes en el parlamento catalán. En una sesión monográfica dedicada al desastre de la educación en Cataluña (con sangrantes índices de fracaso y abandono) la conclusión ha sido que hay que montar un "frente común" contra PP y Vox para evitar que un 25% de la enseñanza se imparta en español. Y pobre de aquel que ose cuestionar el modelo educativo, un desastre sin parangón llamado "escola catalana" del que aún tienen el cuajo de decir que es el mejor del mundo. Tal cual.

En Cataluña no hay paz. Hay totalitarismo independentista y "al que le guste, que se vaya a su país".

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