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Pablo Planas

Previsiones para la Cataluña post 23-J

A los independentistas les conviene más un Gobierno de Sánchez y harán todo lo posible para impedir una mudanza en la Moncloa.

A los independentistas les conviene más un Gobierno de Sánchez y harán todo lo posible para impedir una mudanza en la Moncloa.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés (d), recibe al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al comienzo de la Cumbre Hispanofrancesa. | EFE

No es precisamente descartable que la próxima estación de un Gobierno presidido por Sánchez sea la celebración de un referéndum separatista en Cataluña, pero de lo que más se habla es de los acuerdos entre el PP y Vox. El final de la precampaña va sobre esos pactos y el supuesto retroceso que implican. La maestría del PSOE es indiscutible. Los socialistas vienen de gobernar con partidos que albergan en su seno a asesinos, con partidos que han dado un golpe de Estado contra la democracia, con partidos que niegan la propiedad privada, pero el gran tema mediático es que el PP pacta y tendrá que pactar con Vox.

Ese titular oscurece uno de los puntos fundamentales de esos pactos: que tanto en la Comunidad Valenciana como en Baleares los niños podrán estudiar en español. Noticia bomba, libertad de elección de lenguas en la enseñanza. A ver si es verdad. Es de esperar que esos gobiernos autonómicos no se echen atrás o den largas a la medida ante la que les va a caer encima por parte de las fuerzas vivas del catalanismo.

Ese aspecto de la cuestión no le interesa lo más mínimo al PSOE, que tiene convencida a una gran parte de su electorado de que eso de la discriminación del español en las comunidades con dos lenguas oficiales es un invento de la derecha. Como la rebaja de penas a los violadores o los indultos a los golpistas.

Los partidos independentistas creen que un Gobierno de coalición entre el PP y Vox es inevitable y se preparan para la contingencia con llamamientos a las barricadas en defensa de Cataluña, el catalán y los catalanes. El mismo presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, menos digno de tomar en serio que su antecesor Quim Torra, no se cansa de apelar a la movilización del independentismo para "plantar cara al fascismo". La política catalana es grandilocuencia e inflamación y ahí está el joven Aragonès, en primera línea de fuego. ¿Estará dispuesto a huir de España en un maletero?

A los independentistas les conviene más un Gobierno de Sánchez y harán todo lo posible para impedir una mudanza en la Moncloa. Con Sánchez lograron los indultos, la reforma del Código Penal para eliminar la sedición y rebajar la malversación, tumbar el 25% de español en la enseñanza obligatoria y un trato preferente en el reparto de los recursos del Estado. Es obvio que si el PSOE vuelve a depender de los separatistas el precio será el referéndum. Quizá por eso digan ya en la izquierda que no será exactamente un referéndum sino una votación sobre un "acuerdo" de la "mesa de diálogo" entre "Cataluña" y "España".

La alternativa es un Gobierno del PP con Vox en el que las tácticas de apaciguamiento del bilingüismo cordial se combinen con un discurso inflexible sobre la unidad nacional y la igualdad de derechos, incluidos los lingüísticos, entre los ciudadanos españoles. Ese Gobierno deberá hacer frente además a una reedición de la matraca procesista en las calles. Tiene herramientas para ello, entre ellas el artículo 155 de la Constitución con el que se deberían rebautizar todas las plazas y calles dedicadas a los supuestos países catalanes y al 1-O.

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