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Yolanda Díaz y las fauces de Sumar

Su desempeño en campaña no sólo muestra una desconexión absoluta de la realidad de los ciudadanos, sino las fauces de la izquierda del "sí es sí".

La candidatura liderada por Yolanda Díaz, plataforma o paquebote de las izquierdas surgido de la Moncloa, ha irrumpido a saco en la campaña electoral del 23-J con propuestas tan sorprendentemente disparatadas que se hace difícil creer que esa no sea una forma premeditada de pegarse un batacazo electoral histórico. La vergüenza de haber planteado una paga de 20.000 euros a todos los jóvenes al cumplir dieciocho años con independencia de la renta familiar acompañará toda la vida a la todavía vicepresidenta del Gobierno. En un país en el que hay pensionistas que no llegan ni a medio mes y con los datos del Banco de España sobre el más de millón de hogares que no pueden hacer frente a los gastos básicos, esa herencia universal es un insulto directo a los ciudadanos y pone en tela de juicio el discernimiento de sus promotores.

Ese dislate es, de momento, el colofón de barbaridades comunistas que exhibe "Sumar" en los primeros compases de la campaña. El control sobre el periodismo libre, la "idea" de expulsar de la profesión a los que según el Gobierno mientan o manipulen, refleja a las claras el sesgo totalitario de la señora Díaz. Pero en este caso, no sólo el de ella sino también el del candidato socialista y presidente en funciones, Pedro Sánchez, obsesionado con los medios a los que trata de vejar con el apelativo de "ultras" mientras afirma sin sonrojo que sus bulos, sus trolas y sus mentiras no son más que cambios de criterio.

La cuestión del referéndum de Cataluña es otro de los expedientes del programa de "Sumar" que proyecta toda clase de dudas sobre los verdaderos propósitos de esta unión coyuntural de quince partidos/facciones de la extrema izquierda. Los comunes catalanes y los de Podemos con Pablo Iglesias al frente de la manifestación abogan sin ambages a favor de un referéndum separatista en Cataluña y otro en el País Vasco. No son preciosamente socios menores de "Sumar", sino la columna vertebral de la candidatura en número de votos en anteriores comicios.

En materia social, la despiadada purga de Irene Montero no ha servido para sofocar los delirios del feminismo más radical y extremo. El cuestionado nombramiento como portavoz del feminismo de Elizabeth Duval, a quien con 22 años ya se presenta como "filósofa", presagia grandes tardes en cuestiones de género, identidad, sexo, roles, derechos y cancelaciones.

Parece cosa de improvisación, pero en el programa y las propuestas de "Sumar" y sus partes se atisba perfectamente el espinazo dictatorial, el afán de control político, social, económico y cultural, la negación de los más elementales derechos mientras se inventan privilegios que venden como "avances" sociales. Cuatro años más de influencia y participación podemita en el Gobierno de España pueden ocasionar daños irreparables en un par de generaciones de jóvenes, a los que Yolanda Díaz pretende comprar el voto con cheques verdaderamente asombrosos en comparación con los "bonos culturales" de 400 euros de Iceta o con la cuantía de no pocas pensiones. Esa promesa de 20.000 euros a cambio del voto eleva extraordinariamente la cotización de la papeleta vistos, por ejemplo, los 200 euros que se pagaban en Melilla.

Es cierto que Yolanda Díaz es una de las componentes del Gobierno con menos crédito, solo por delante de Montero y Marlaska, pero su desempeño en campaña no sólo muestra una desconexión absoluta de la realidad de los ciudadanos, sino las fauces de una izquierda del "sí es sí" que para las cocinas del CIS y de Prisa aún no ha perdido la partida. Y "Sumar" es uno de los socios indispensables en esa posibilidad catastrófica.

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