
El PSOE se ha empeñado en reducir estas elecciones a una mera cuestión de tener que optar entre dos bloques, el progresista y el reaccionario. Una vez tomada la decisión, el partido al que votar dentro del bloque es casi irrelevante. Esto puede ser cierto para la izquierda puesto que, una vez que la derrota de los socialistas es segura y la única oportunidad que tienen es la de que toda la izquierda, incluida la separatista, sume más escaños que PP y Vox juntos, en el PSOE han decidido que cada cual vote lo que más le guste según lo rojo que se sienta. Por eso Pedro Sánchez renunció a llamar al voto útil. Prefiere que algún escaño se pierda porque a unos les dé por el Bloque Nacionalista Gallego u otros prefieran votar a Teruel Existe con tal de que todos voten y no se queden en casa cuando se les diga que tienen que sí o sí votar al caradura de Sánchez. Pero, en la derecha es distinto. Hay, desde luego, muchos votantes de Vox que se identifican con su dogmatismo y sus propuestas más radicales y jamás se les ocurriría elegir al PP mientras el partido verde tenga en su circunscripción una probabilidad razonable de obtener representación. Sin embargo, hay otros muchos partidarios de Vox que lo son tras sentirse con razón traicionados por Aznar y Rajoy. Votan a Vox, no porque les gusten todas las cosas que dicen, sino porque prometen hacer lo que el PP prometió en dos ocasiones que haría y sin embargo no hizo.
El problema es que ahora hay una oportunidad razonable de echar a Pedro Sánchez y librarse de sus políticas de izquierda radical impuestas por comunistas y separatistas a un PSOE convertido por su secretario general en una máquina de poder para hacer lo que otros digan con tal de que sean los socialistas los que repartan el presupuesto. A nadie se le escapa que si el PP representara él sólo la oposición de derechas, las probabilidades de victoria serían más altas. La presencia de Vox hace la victoria de esa derecha algo más improbable. En consecuencia, se preguntarán algunos votantes de Vox, ¿merecerá la pena votar por esta vez al PP para asegurar en lo posible la derrota de Sánchez? Cuánto más pequeña sea la circunscripción del elector, más acuciante le resultará el dilema. Pero ahí no se acabarán las preguntas. ¿Y si gracias a este voto prestado de Vox el PP puede gobernar sin apoyarse en Santiago Abascal? ¿Volverá el PP de Feijóo a engañar a su electorado como lo hizo Aznar y sobre todo Rajoy? Los habrá que decidan arriesgarse a una nueva deslealtad y los habrá que preferirán arriesgar una derrota antes que dar la oportunidad al PP de que les traicione por tercera vez. De lo que hagan este par de millones de electores dependerán los resultados que obtenga la derecha el próximo domingo y que en su caso pueda gobernar y tenga que hacerlo con Vox en el Gobierno o sin él. Por el bien de todos esperemos que acierten
