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Pablo Planas

Los últimos días de la "iglesia catalana"

¡Qué barbaridad! Curas con alzacuello y sotana. Y peor aún, "anticatalanistas" según 'El Punt Avui'.

¡Qué barbaridad! Curas con alzacuello y sotana. Y peor aún, "anticatalanistas" según 'El Punt Avui'.
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El clero catalán está en estado de choque. Después de años de colgar banderas separatistas en los campanarios, de predicar la independencia, de dividir a los fieles, de propagar el odio a España y al idioma español y su cultura, de menospreciar a los parroquianos no nacionalistas y de difundir la existencia de una especie de "iglesia" catalana al margen de la Conferencia Episcopal y hasta de Roma durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI reparan en que sus templos están casi vacíos. Y para más inri, los nuevos curas son hispanoamericanos, ucranianos, polacos y un puñado de españoles de Cataluña que no comulgan con las mandangas de la "nación" catalana.

Convirtieron los púlpitos en atriles políticos y los sermones, en mítines a favor del "Procés". Sustituyeron a Dios por la "nació", imprimieron un sesgo progre-separatista a las homilías, se entregaron al poder político de Pujol, su profeta, cedieron las llaves de las sacristías a los comisarios de la "lengua propia", expulsaron a los católicos que sólo iban a orar y a ayudar o a ser ayudados, acogieron a los mercaderes de la república que pedían por los "presos políticos" y los "exiliados" (los golpistas) y el resultado de todas esas barrabasadas ha resultado ser una Iglesia medio muerta en Cataluña.

Hay excepciones, claro. Sacerdotes valerosos extrañados en humildes iglesias de Santa Coloma, Badalona, Hospitalet y en algunas (pocas) de Barcelona, auténticos resistentes lejos de los centros de influencia y de poder, hostigados por los curas de la estelada y por los obispos tibios o afectos a la causa separatista. Pero después de décadas de nacionalismo en vena constatan su terrible fracaso. En el pecado llevan la penitencia.

Medios como la página religiosa no nacionalista Germinans o la web Dolça Catalunya se han hecho eco en las últimas horas de un elaborado reportaje del diario separatista El Punt Avui que alerta sobre la actividad de sacerdotes libres de nacionalismo que atraen a jóvenes que dicho periódico tacha de "ultracatólicos" porque no comulgan con las mentiras separatistas y, horror, algunos de ellos cometen el pecado de lucir pulseras con la bandera de España. Han saltado todas las alarmas en el régimen instaurado por Pujol. "La Iglesia catalana muestra su preocupación por el auge de grupos de jóvenes católicos ultraconservadores ajenos a la manera de hacer propia e histórica de las parroquias y los jóvenes del país", reza uno de los sumarios del documentado trabajo periodístico. La denuncia procede de curas que exigen anonimato (en la tradición cobarde del separatismo clerical), a los que, según el texto de la mencionada noticia, "les preocupa la radicalidad que se está imponiendo en la Iglesia catalana y no sólo por el auge de estos grupos de jóvenes conservadores sino también por la situación que se vive en los seminarios, donde la tendencia es de seminaristas cada vez más alejados de una Iglesia abierta que han vuelto a los alzacuellos, todos, y a la sotana algunos".

¡Qué barbaridad! Curas con alzacuello y sotana. Y peor aún, "anticatalanistas" según El Punt Avui.

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