El presidente está descansando. Las elecciones le han dejado destrozado. Es fácil de entender; del Falcon al Jet Privado todo el tiempo, compareciendo ante gentes que nada le importaban, sonriendo y hasta dando abrazos y besos a quienes se le acercaban; una costumbre retrógrada y repulsiva.
Ha sido un tiempo agotador. Menos mal que había disuelto Las Cortes Generales (29.05.2023), evitando con ello, tener que dar cuenta de lo hecho, o de lo que decía haber hecho, que siempre es una lata. Así, disueltas las Cámaras, se ordena y se manda a placer; aunque, tampoco tanto, porque ni en el Gobierno había unanimidad de pareceres.
Ha debido de pensar, y con razón, que sería mejor ser presidente de un gobierno, cuando no existiese un poder legislativo que pidiera cuentas. Se diría, que no encuentra razón para que exista ese molesto poder. Miren a países como la República Popular China, la Federación Rusa… hasta las hermanas Venezuela, Nicaragua… Ese poder, cuando es independiente, es un incordio para el progreso de la nación.
Sánchez, se siente erróneamente ganador de las elecciones, y es que lo de los números, no es lo suyo. Tantas cifras, tantos porcentajes, tantas combinaciones de alianzas posibles… marean a cualquiera, y más aún cuando se está cansado.
Sólo hay un peligro, que no puedo ocultar. Éste, afecta a los jóvenes españoles que, estando en paro, encuentren una oportunidad para la contratación, y que pongan como condición, al modo a como lo hace su presidente, que antes de incorporarse necesitan tomar vacaciones, porque están cansados.
Que el presidente lo haya hecho, no significa que el pueblo fiel pueda hacer lo mismo, porque, de intentarlo, seguirán en el paro.
Mientras el presidente descansa, el ministro en funciones Marlaska, se ha permitido suprimir, de las competencias del Guardia Civil, el control de fronteras. Es lo que ocurre con los anarcos que piensan, que la ley y las sentencias de los Tribunales no van con ellos; para qué controlar, que entre y salga quien quiera, sin restricción, y si alguien tuviera una orden de detención internacional, qué mejor que ofrecerle hospitalidad –es un deber humano que ennoblece–.
Pero eso de Marlaska, contraviene el título IV de la Ley 50/1997, según la cual, el gobierno en funciones debe limitar su gestión al despacho ordinario de los asuntos públicos, absteniéndose de adoptar cualquier otra medida, salvo en casos de urgencia debidamente acreditados o por razones de interés general. Dos salvedades que no creo concurran en la decisión del señor ministro de Interior.
Lo que no sé, es si el presidente, que pretende serlo por vía de coalición, es decir de compra de votos en el Congreso, habrá considerado que hay muchos españoles, que desearían que descansara más y más...
Sin gobierno, nos evitaríamos disgustos, pobreza familiar… pues el último gobierno de Sánchez, ha mostrado el resultado paradigmático de un desgobierno: máxima recaudación de impuestos, y máximo incremento de la deuda pública; una deuda que, pronto o tarde, pagaremos todos los españoles.
¿Para cuándo poner orden en las cuentas?