Las elecciones primarias celebradas el pasado domingo en Argentina han supuesto una derrota histórica para la izquierda peronista, hegemónica en la política nacional desde mediados del siglo pasado. El vencedor inesperado de estas Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) ha sido el liberal Javier Milei, cuyo programa para acabar con las lacras del peronismo y liberalizar la economía argentina ha sido apoyado por más del 30 por ciento de los electores.
Milei ha concurrido a estas primarias con un programa basado en tres principios fundamentales: la reducción del Estado elefantiásico levantado por el peronismo para mantener a flote sus redes clientelares, una reforma en profundidad del mercado laboral y la liberalización de la economía para permitir el surgimiento de iniciativas empresariales que creen riqueza y prosperidad. El mensaje ha calado en un país hundido por la corrupción del peronismo y sus políticas socialistas, que han llevado a Argentina a sufrir una inflación interanual del 115% y cuyo PIB per cápita está ya a la altura de países del tercer mundo como Libia, toda una hazaña negativa de los peronistas tratándose de un país que a comienzos del siglo pasado lideraba los índices de riqueza a nivel mundial.
El candidato liberal agradeció a sus votantes el apoyo y anticipó con palabras contundentes una victoria en las presidenciales previstas para el próximo 22 de octubre, que "no solo dará fin al kirchnerismo, sino que además dará fin a la casta política parasitaria, chorra e inútil que hunde a este país".
En las filas peronistas, Sergio Massa, actual ministro de Economía, ratificó su candidatura al imponerse ampliamente al líder piquetero Juan Grabois, que le disputaba el liderazgo para las presidenciales. Con un apoyo de tan solo uno de cuatro electores, los peronistas sufrieron una derrota histórica de la que van a tener muy difícil recuperarse antes de la cita electoral prevista para finales de octubre.
El resultado de estas primarias anticipa un giro profundo en la política argentina, enfeudada en el peronismo desde hace décadas con los resultados nefastos que todos los argentinos vienen padeciendo, no en vano el otrora país rico exhibe en la actualidad una tasa de pobreza que ya supera el 40%, cifra solo parangonable a los países subdesarrollados.
En argentina, país donde el voto es obligatorio, las cifras de participación aumentan notablemente en las elecciones presidenciales por lo que, a estas alturas, siguen abiertas todas las posibilidades. Sin embargo, la sorpresiva irrupción de Milei y la contundencia de su ideario liberal parecen haber calado hondo en una sociedad agotada tras casi 80 años de peronismo, la versión autóctona del socialismo que ha hundido en la miseria a uno de los países cuya riqueza y prosperidad eran hasta hace no tanto la envidia mundial.