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Federico Jiménez Losantos

Quince años de esRadio: una trinchera para defender España y la Libertad

La mejor forma de celebrar el cumpleaños de esRadio, es luchar cada día y cada noche contra todas las iniciativas de Sánchez para desmantelar el régimen constitucional de 1978.

La mejor forma de celebrar el cumpleaños de esRadio, es luchar cada día y cada noche contra todas las iniciativas de Sánchez para desmantelar el régimen constitucional de 1978.
Federico Jiménez Losantos presenta su nuevo libro El retorno de la derecha. | David Alonso

Mañana lunes empieza la decimoquinta temporada de esRadio, el más relevante, si no el más antiguo, de los medios del grupo Libertad Digital. El año que viene celebraremos los veinticinco años del nacimiento de La Ilustración Liberal, y, un año después, de Libertad Digital, nuestro periódico, factor definitorio del pensamiento liberal en lengua española. La radio que, con Javier Somalo dirigiendo toda la parte técnica, empezó a emitir un siete de septiembre a las siete de la mañana, cumple quince años. Suficiente para afrontar con las cicatrices de la experiencia el mayor reto al que se enfrentan las dos razones de existencia de nuestro grupo: la nación española y la libertad.

Nunca, desde aquel siete a las siete, han estado más en peligro que ahora. Nunca, como en este curso político por nacer, ha estado tan cerca de morir el régimen Constitucional de 1978, que cerró las heridas de la guerra civil y abrió el mayor período de paz y prosperidad de estos últimos siglos. Sin exagerar, podemos decir que España afronta el mayor peligro para su supervivencia desde 1808, cuando las tropas del genocida Napoleón, con la complicidad de dos reyes infames, invadieron España para convertirla en una de tantas colonias coronadas del Imperio francés, hijo de la guillotina.

Carlos IV y Fernando VII no fueron más traidores que Sánchez a la nación que juraron defender. De hecho, aquellos reyes no traicionaron una Constitución que no existía, pero sí a una nación, España, que luchaba por su independencia y soberanía. Esos españoles, sin esperar la opinión de los traidores, se lanzaron a defender su patria contra un enemigo considerado invencible, y mientras tantos patriotas luchaban y morían heroicamente, la nación se dio a sí misma, en Cádiz, nuestra primera Constitución, en 1812. Y eso, todo eso, es lo que pretende destruir, si le dejamos, Pedro Sánchez.

Aparentemente, el ejército de enemigos de España es invencible. Lo era mucho más La Grande Armée en el siglo XIX y al final, fue derrotada. En sus últimos días, Napoleón repetía en Santa Elena que su ruina se debía a "esa maldita guerra de España". Confió demasiado en sí mismo y en los traidores que le abrieron las puertas de España: Corona, Clero y Nobleza. Con lo que no contó fue con la voluntad de los españoles, de extirpar de su seno el tumor maligno que invadía Europa. No toda España luchó contra Napoleón. Al principio fueron unos pocos. Y no todos por lo mismo. Pero la mayor preocupación, desde Jovellanos a Antillón, era luchar unidos. Y si no era posible, al menos coordinar esfuerzos contra un poder superior. En los documentos de las juntas, como la de Teruel, la primera preocupación era conseguir uniformes para los soldados, para que no fueran ejecutados como delincuentes comunes. Pero lo mismo que antes de la Constitución de Cádiz estaba España, la nación, antes de los uniformes había ya soldados.

Mantener el espíritu de lucha

Al traidor Sánchez y demás enemigos de España se enfrentan once millones de ciudadanos que votaron PP y Vox. No entraré a analizar las razones por las que no se le ganó en las urnas. Las hay, pero de nada sirve repasarlas, salvo que hubiera repetición electoral, circunstancia improbable pero no imposible en la que, como es lógico, se afana Feijóo, cumpliendo el encargo del Rey, que, a diferencia de sus antepasados, ha resistido la presión de Sánchez para eludir a Feijóo y coronar el cambio del régimen.

Lo importante vendrá luego. Y creo que la mejor forma de celebrar el cumpleaños de esRadio, es adelantar nuestro empeño en luchar cada día y cada noche, veinticuatro horas al día y porque no tiene veinticinco, contra todas y cada una de las iniciativas de Sánchez y sus miserables socios para desmantelar el régimen constitucional de 1978. Se trata de no aceptar nada, absolutamente nada, ni amnistías, ni consultas, ni referéndums: no es no. Y la oposición, tan desnortada, no debe caer en negociar absolutamente nada. Por bueno que parezca, será malo. Y en la duda, mirar a Otegui y Waterloo.

No sabemos cómo se desarrollará este plan de traición a la nación. Basta saber que existe. Y que tan traidor como el Gobierno de Sánchez El Felón es Cándido El Malo Pumpido. La potencia de fuego mediática del Gobierno es inmensa. Basta ver cómo a Jenni Hermoso la han convertido en lo mismo que a todas las mujeres las comunistas de la Ley del Sí: una víctima que redimir para trincar. Si eso han montado desde el Poder para convencer a la gente de que no vio lo que vio, y que el patán la agredió sexualmente, ¿qué no montarán para convencernos de que la amnistía no tiene importancia y que un referéndum es lo normal en una democracia?

Las presiones para que la derecha, o una parte de ella, acepte los argumentos del golpe de Estado acaudillado por Sánchez serán enormes. Y la tarea de los medios liberales y nacionales es esencial. PP y Vox, si llegan a la mayoría de edad y se unen para oponerse al cambio de régimen, deben hacer como Ulises ante las sirenas: atarse a un poste y taparse con cera los oídos. En esRadio y el Grupo Libertad Digital, los mantendremos ferozmente abiertos.

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