
Una de las estrategias más usadas por los Gobiernos es la de ningunear a la oposición. La forma de hacerlo es negándole la aptitud, la capacidad, la altura de miras, la visión de Estado para que los electores crean que, por malo que sea el Gobierno, la oposición lo hará en cualquier caso peor. Sin embargo, con ocasión de la investidura de Feijóo, el PSOE lo ha hecho de un modo más ultrajante y ofensivo. Ha sacado a debatir con él a un sparring que no debería tener ni media torta, pero que ha desconcertado al gallego por haber sido víctima en su Valladolid de una alianza de perdedores, protagonizada por PP y Vox, parecida a la que va a impedir a Feijóo salir investido. Es un modo de decirle que donde las dan las toman, y al gallego no le queda otra que decir amén.
¿Es consecuencia de la habilidad del PSOE? ¿Es una tara del PP? Todo trae causa de varios errores de Feijóo que hacen que sea facilísimo callarle la boca. Nunca debería el gallego haberse empeñado en lo de la lista más votada en un sistema como el nuestro que es parlamentario. Pero, una vez hecho, debería haber sido coherente y haber dejado gobernar al PSOE, no sólo en Valladolid, sino sobre todo en Extremadura. Pero, como no lo hizo, ahora lo ningunean.
Y hay más. No tiene objeto hacer un llamamiento al desastre constitucional que es una ley de amnistía mientras trata a Junts y al PSOE como si fueran partidos de Estado. Con el PSOE puede tener algún sentido fingirlo. Con el Junts de Puigdemont es un disparate. Tras ese intento frustrado de negociación, es mucho menos creíble el escándalo que dice que le produce el acuerdo entre Junts y el PSOE. Éste no es más que el fruto de una negociación similar a la que él quería tener con los separatistas. O qué esperaba, ¿que Puigdemont le pondría para investirle condiciones que no tuvieran nada que ver con la amnistía ni con la autodeterminación? ¿Y no podría haber dicho que, mientras Puigdemont no se entregara a la Justicia, nada tenía él que negociar con ese partido golpista? Y encima lo hizo hablando de no sé qué encaje que busca para Cataluña, dando por hecha la necesidad de otorgarles a los soberanistas algunos privilegios para los ciudadanos de su región a ver si se callan. Que encima no se van a callar.
Cómo puede por último creerse Feijóo su propia voluntad de regeneración si acude al multitudinario acto en contra de la amnistía arropado por Aznar y Rajoy. Los dos prometieron despolitizar la justicia y lo incumplieron. Luego, el primero libró al PSOE de Felipe González de la cárcel que merecía por los crímenes del GAL y por la corrupción. Y el segundo dio por bueno lo que Zapatero negoció con ETA. No puede el presidente del PP aceptar todo esto y ser creíble cuando se rasga las vestiduras porque Sánchez siga el camino que el PSOE anterior impuso a España y que ni Aznar ni mucho menos Rajoy cortaron. Y claro, haciendo las cosas así, van y le sacan a un tal Óscar Puente a contestarle. Los socialistas se cargarán la nación y lo que les preocupará a los populares es seguir siendo la alternativa para heredar en su día los escombros. El arte del ninguneo bien entendido que practica el PSOE empieza por conseguir que el PP se ningunee a sí mismo.