Resistencia y avance. Seamos honestos con España, después de la Manifestación de Barcelona, ningún demócrata debería conformarse con la resistencia. Tenemos que avanzar hasta ganarle la batalla a los golpistas, mentirosos y criminales. Yo quiero seguir vinculado a mis conciudadanos, a los que quieren seguir siendo españoles, para dejarle a las próximas generaciones una España mejor que la que recibimos. Después de Barcelona, solo deseo levantarme y atacar con la palabra, el argumento y mi presencia en las calles a quienes quieren robarnos la unidad de España, fundamento de la Constitución. Ahora les toca resistir a los otros. Deberán resistir los golpistas, los separatistas y el gobierno en funciones de Sánchez, con su escuadrón juristas y mentirosos.
La manifestación de Barcelona ha vuelto a demostrar que España no es una causa perdida. Eso es cosa de moralistas desnortados, o sea, de idiotas nacionalistas, separatistas y traidores a las instituciones democráticas. La manifestación de Barcelona nos ha despertado. Ahora tendremos que seguir más alertas que antes. Sigamos despertando a los millones de votantes de Sánchez de su sueño totalitario. Pronto habrá que convocar una marcha sobre el Palacio de la Moncloa para devolverle a Sánchez un poco del miedo que este tipo nos provoca. Prefiero, pues, salir al medio de la calle con un megáfono y releer el Discurso del Rey de 2017 todas las veces que haga falta hasta que lo entiendan los golpistas y sus votantes. He ahí el primer arma contra el separatismo sanchista. Lectura y relectura permanente y en voz alta del Discurso del Rey.
Pero, ayer, en Barcelona, surgieron otras armas para seguir en la tarea civil de creación de ciudadanía. De Democracia. Todos los discursos de Barcelona fueron de una gran calidad intelectual y, sobre todo, mostraron que todo acto político es genuino, sí y sólo sí educa a la población hasta hacerla ciudadana. Releamos permanentemente y en voz alta todos los discursos de Barcelona contra la amnistía y la autodeterminación, porque contienen la salvación de España. De la democracia.
Pero nadie olvide el motivo clave de la Manifestación. Sí, nadie puede escribir una crónica sobre la Manifestación de Barcelona sin mencionar al felón que la provocó: Sánchez. Mentiroso y traidor fueron las voces más repetidas contra un político profesional traidor a su patria. La consigna más suave que recibió este muñeco del movimiento golpista, iniciado en 2016, no fue otra que felón. Nadie dejó de gritar contra el traidor Sánchez. Nadie salió a quejarse sobre las maldades abstracta de los políticos, sino contra el muñeco diabólico que ha convertidos sus fracasos electorales en un arma criminal contra la mayoría de los españoles.
Sí, fuimos a Barcelona a defender la unidad de España, es decir, el fundamento de la democracia. La manifestación ha cumplido con todas las expectativas. El número de asistentes y la calidad de las intervenciones es de tal envergadura que hará cambiar de táctica y estrategia a Sánchez y sus terminales mediáticas. Sánchez y todos sus aliados secesionistas saben ya cuáles son las armas de la sociedad civil: el Discurso del Rey, los discursos de los organizadores del acto y, por encima de todo, el Librito del 78, la Constitución