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Tenemos el deber de acabar con Hamás

Hay cosas que hemos de hacer desde aquí. Sobre todo, cortar YA la financiación que sirve para que los millones de los europeos acaben en manos de terroristas.

Hay cosas que hemos de hacer desde aquí. Sobre todo, cortar YA la financiación que sirve para que los millones de los europeos acaben en manos de terroristas.
Cordon Press

En 2005 Israel abandonó Gaza en la esperanza de estar dejando atrás una fuente permanente de problemas, gasto y dolores de cabeza. Sí, para los que se pasan el día dando la matraca con la "terrible ocupación" aquí va la primera noticia: no existe tal cosa en la Franja.

Así que los palestinos llevan 18 años decidiendo lo que hacen y, qué mala suerte para todos, lo que deciden es dedicar la mayoría de los recursos de los que disponen a amargarle la existencia a sus vecinos y, a poder ser, matarlos.

Es cierto que cuando digo que los palestinos pueden tomar decisiones tengo que hacer una salvedad: en realidad quien las toma es la cúpula de una organización terrorista, Hamás, que controla el territorio con mano de hierro y ha establecido una dictadura teocrática en Gaza, después de ganar unas elecciones –las únicas celebradas hasta la fecha, por cierto–, sí, pero sobre todo de masacrar a sus compatriotas de organizaciones rivales en una guerra civil que devastó la Franja.

Así que al final, aquella operación que debía de haber sido un alivio para Israel ha resultado todo lo contrario: casi desde el mismo día en el que la IDF salió de allí los palestinos han concentrado todos sus esfuerzos en lo que parece ser la única verdadera aspiración de ese pueblo: hacer daño a los israelíes y borrar a Israel –que tiene ya nueve millones de habitantes– de la faz de la Tierra.

Esto ha provocado un rosario de guerras de baja intensidad en Gaza –perdónenme la expresión porque para la gente que muere la intensidad es siempre la misma, pero creo que pueden entender a qué me refiero– que sólo en un par de ocasiones han tenido más entidad, llegando a suponer que las tropas israelíes entrasen en la Franja.

En las restantes ocasiones, planificadas campañas de bombardeos bastaban para reducir la capacidad de hacer daño de los terroristas durante una temporada y para Israel este era el escenario más razonable que permitía evitar el altísimo coste en vidas que tiene luchar en una ratonera urbana como es Gaza.

Pero esta vez no va a ocurrir eso.

El éxito asesino de Hamás va a ser su perdición: Israel no puede permitirse tener un vecino con capacidad para hacer algo así y va a tomar medidas. Se va a hablar mucho en los próximos días del derecho a defenderse de los israelíes, pero yo creo que podemos ir bastante más allá: tienen también el deber moral de defenderse y eso pasa por acabar con Hamás.

Es más, creo que es una responsabilidad que nos alcanza a todos: tenemos el deber de acabar con Hamás de una maldita vez, de eliminar a esa gentuza capaz de matar y decapitar bebés, de dejar bien claro que ese nivel de barbarie no es admisible en nuestro mundo y que los países civilizados lo rechazamos con todas nuestras fuerzas.

Israel hará por nosotros el trabajo más duro y pondrá los muertos –algo que nunca le agradeceremos lo suficiente– pero hay cosas importantes que hemos de hacer desde aquí: apoyar el empeño bélico de los israelíes, no dudar ni por un segundo quiénes son los buenos y los malos de esta terrible historia y, sobre todo, cortar YA la financiación que, con las más variopintas excusas humanitarias, sirve en realidad para que muchísimos millones de los europeos acaben en manos de terroristas sádicos. Así, firmes con Israel hasta que no quede ni un matabebés.

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