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Si yo fuera socialista…

¿Sonde estaba Pepe Borrell el domingo pasado? ¿Y Felipe González, Alfonso Guerra y los otros que han tronado contra la amnistía?

¿Sonde estaba Pepe Borrell el domingo pasado? ¿Y Felipe González, Alfonso Guerra y los otros que han tronado contra la amnistía?
Josep Borrell | EFE

Si lo fuera, me preguntaría muchas cosas relativas a muchas de las circunstancias que estamos viviendo en España. Ahí va la primera. ¿Y donde estaba Pepe Borrell, el domador del circo constitucionalista español en la Barcelona de 2017, el domingo pasado en la misma ciudad y por idéntica causa nacional? Tras el discurso del Rey del 3 de octubre de aquel fatídico año, después del golpe de estado perpetrado por la élite separatista, logró ser nombrado Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad en 2019. Pero antes dijo esto a la multitud:

Sr. Junqueras, deje de engañar a los catalanes, deje de explicar las cosas como no son, usted se cree sus propias mentiras, pero si hace de verdad lo que dice que hará, se encontrará que en Cataluña y en España y en Europa pagaríamos un precio muy alto, porque lo que usted defiende, es precisamente lo contrario del ideal europeo, el ideal europeo es el respeto a la Ley y la solidaridad y usted rompe una y no quiere hacer servir la otra ¿usted cree que con esa tarjeta de visita le recibirán con los brazos abiertos?

Pues en Europa no, pero en Ferraz sí, fíjese usted, ahora mudo señor Borrell. ¿Es por eso que no estuvo en el Paseo de Gracia el pasado domingo? Es que resulta que es su jefe, posiblemente el gobernante más mentiroso de la historia reciente de España, el que, cuando los tribunales españoles hicieron cumplir la ley que usted defendía, va a aprobar, la llame como la llame, una Ley de Amnistía para incumplirla y, de paso, reventar la solidaridad que sólo es posible desde la unidad nacional.

Es más, compañero Borrell, le voy a recordar algo que usted recogió de John Fitzgerald Kennedy:

Ningún hombre, por poderoso que sea, ni ninguna multitud, ninguna multitud, por mucho que grite, está por encima de la Ley, porque el día que estén por encima de la Ley los jueces no podrán hacer su trabajo y nadie estará a salvo de la arbitrariedad del Gobierno…

Anda. ¿Es que no fue eso, la aplicación del artículo 155 de la Constitución, lo que hizo el gobierno legítimo de España apoyado por su secretario general socialista, Pedro Sánchez? ¿Es que no pretendieron que nadie estuviese por encima de la Ley y que no fuera posible la arbitrariedad del gobierno? Amnistía viene de amnesia.

Otra más. Si yo fuera socialista, me preguntaría asimismo en qué parte de la manifestación de Barcelona estuvieron Felipe González, Alfonso Guerra y otros compañeros que, a lo largo de los últimos días y semanas, han tronado contra la amnistía. Como Janli Cebrián, que un día después, en El País, ha dicho:

Una amnistía rindiendo pleitesía a un delincuente fugado con el solo fin de colmar las aspiraciones personales de un derrotado en las urnas sería una renuncia a los valores éticos y democráticos del socialismo.

Y abunda:

En una democracia representativa es normal y lícito, no existiendo una mayoría absoluta, que formaciones menores traten de conformarla entre ellos. Pero no lo es que, a fin de conseguirlo, un partido central para el funcionamiento del sistema acuda al auxilio de otros abiertamente enemigos de la Constitución y las leyes a las que han jurado lealtad y contra las que no cesan de conspirar y no dudan en delinquir.

Nos hubiera gustado aplaudirlo en la manifestación –y también a Felipe y a Arfonso, a todos ellos y a otros ausentes—, pero no fue, ni fueron, o no se les vio. Qué bonito es habla, bla, bla, blar.

Ah, y por cierto. He sabido que los socialistas y amiguetes que tejieron la tela de araña andaluza con el consentimiento de su cúpula desde 1982 y que malversaron el dinero de los andaluces y los españoles para perpetuar su régimen anti-alternancia democrática, están en proceso de ser indultados. Al margen de los respingos que me merezca tal desafuero, si es que se produce, he reparado en que cualquier socialista andaluz condenado por la Justicia vale menos que un golpista condenado del separatismo catalán.

Verán, un indulto es menos que una amnistía porque la amnistía olvida el delito y el indulto sólo anula o reduce la pena. Todavía hay clases. De delincuentes, claro. Algunos como Puigdemont y los demás, dejarán de tener antecedentes penales, pero Griñán y los suyos nunca. Vaya Manual de humillaciones que está escribiendo el "resistente" (ante todos menos ante los enemigos de la Constitución) mientras se lo carga todo, PSOE incluido.

Si yo fuera socialista, dubi dubi dubi dubi dubi dubi dubi du, rompería el carné de vergüenza. Cuando menos.

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