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Pedro Gil Ruiz

¿Se afilia Juan Manuel de Prada a CCOO?

Los dirigentes de CCOO y UGT acostumbran al silencio, al sobreentendido. Son sofistas de tres al cuarto. Sus bases son más honestas.

Los dirigentes de CCOO y UGT acostumbran al silencio, al sobreentendido. Son sofistas de tres al cuarto. Sus bases son más honestas.
Juan Manuel de Prada. | Cordon Press

¿Habéis visto a De Prada? La jauría concentrada en la Puerta del Sol esperaba al articulista. Muchos de ellos empuñan la epístola a la yihad, vomitada ese mismo día en ABC por un snob con mirada desafiantemente cuchufletera. Desean su autógrafo. Algunos se entretienen haciendo declaraciones: "¿Sabes cuál es la única desgracia? que no le meten una hostia a Israel que no quede ni un cacho vivo". "Han matado a 900 israelís", rebate el entrevistador. "¡Qué se jodan, qué se jodan los israelitas!".

Una señora alzaba un cartel con la imagen del escritor. Convencida de que "los palestinos están luchando por lo suyo". "Pero, hay asesinatos de mujeres, violaciones de gente inocente", insiste el reportero. La señora asiente. "¿Eso no le parece duro?". "Es que no me parece, sinceramente ¿No habrá visto a Juan Manuel? Quiero un selfi con él".

"¿A usted que hayan matado a mujeres, a niños inocentes, le parece lógico?", le preguntan a otro concentrado con aspecto de liberado de CCOO. "Es una reacción lógica, una reacción en la que no tienes más posibilidades que hacer eso".

Infames con vocación de kapo en Treblinka.

No llegaban a 500 los desalmados que se habían reunido —en la tarde del 9 de octubre— convocados por los partidos "progresistas del Gobierno" para condenar a Israel dos días después de los ataques terroristas de Hamás. Dirigentes de Podemos, IU, PCE y Sumar los acompañaron sin hacer declaraciones. Isa Serra dijo que "no querían restar protagonismo". Y la morralla pudo expresarse.

Cuando conoció la reacción de su público, Juan Manuel de Prada se fue a la SER. Satisfecho, volvió a regurgitar. Ya había cenado.

El pasado 20 de septiembre, UGT difundió un comunicado en la red X en el que pedía el reconocimiento de Palestina como Estado de pleno derecho. Después del ataque terrorista contra el pueblo judío el sindicato enmudeció. Ni un mensaje de repulsa. Su secretario general, Pepe Álvarez, publicó un tuit en su cuenta personal el día 7 de octubre: "Muy preocupado por la masacre perpetrada por Hamás en Israel y la posible escalada bélica". ¿Qué le impide a Álvarez condenar los asesinatos?

El 10 de octubre, la dirección ugetista redacta un comunicado que no difunde en redes sociales. "La UGT expresa su repulsa al ataque de Hamás y a la indiscriminada acción posterior del ejecutivo ultraconservador israelí". Es algo más que equidistancia. Ese mismo día Pepe Álvarez tuvo el cuajo de acudir a la concentración frente a la embajada de Israel. Aunque, debió pensarlo mejor y no dijo ni mu sobre su presencia. Que el gentil no sepa lo que hablas con el judío. ¿Para qué fue? Es posible que algo se removiese en la turbiedad del sindicalista, no así en su homínido de CCOO. En él todo es transparencia.

El señor Sordo, secretario general de CCOO, no solo no condena o se manifiesta "preocupado". Para él no existen los asesinatos. Su interés se centra en evitar la respuesta armada de Israel "que no puede seguir costando la vida de la población civil palestina ante la pasividad de la comunidad internacional". Ni siquiera se toma la molestia de escribir, se limita a retuitear un mensaje de la responsable de relaciones internacionales de la Ejecutiva Confederal.

Como buen dirigente de un sindicato "progresista", el señor Sordo exige a Israel que se contenga ante la invasión y asesinato de un millar de sus ciudadanos por terroristas de Hamás, financiados y adiestrados por los ayatolás de Irán. Algo similar pedía para reconducir a Putin hacia "un escenario de diplomacia y de negociación política" tras la invasión de Ucrania. Hay una constante en la propaganda de los comunistas españoles: no condenar los regímenes autoritarios, teocráticos o dictatoriales y tratar de anular la capacidad de las democracias para asegurar su defensa y su propia existencia.

El pasado 11 de octubre, el presidente Joe Biden compareció para explicar el apoyo de Estados Unidos a Israel: "El silencio es complicidad. Quiero que lo sepan; creo que ya lo saben. Me niego a guardar silencio, y sé que ustedes también se niegan a guardar silencio".

Los dirigentes de CCOO y UGT acostumbran al silencio, al sobreentendido. Son sofistas de tres al cuarto. Sus bases son más honestas: "¡Qué se jodan, qué se jodan los israelitas!". Le vendría bien a Sordo la pluma de De Prada. Ambos son de la misma opinión.

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