
Si algo tiene claro la izquierda comunista es la obediencia ciega al mando. La verdad, poco importa. Y no tiene ningún escrúpulo en pactar con el diablo si sirve para satisfacer sus objetivos. La historia, la auténtica, así lo acredita.
Recordemos que el grupo parlamentario comunista votó con los nazis la moción de censura que terminó con el gobierno del centrista Von Papen en 1932 y que permitió la llegada de Hitler al poder. El objetivo común era acabar con la democracia de la República de Weimar y, a dicho fin, todos los aliados, cualquiera que fuera su origen o ideología, servían. Su problema fue que midieron mal sus fuerzas.
El 24 de agosto de 1939, un día después del pacto Ribbentrop-Molotov, que permitió la alianza militar ruso-nazi que invadió Polonia, la gran democracia del Este de Europa, y por tanto enemigo común, los comunistas franceses iniciaron una campaña contra la "guerra imperialista", que incluyó el sabotaje a la industria armamentística nacional, lo que facilitó la rápida derrota francesa. El gobierno francés al estallar la guerra el 3 de septiembre, prohibió cualquier manifestación o mitin comunista, después de declarar sus líderes que no acudirían al llamamiento del gobierno a filas para luchar contra el invasor, que era su aliado.
El día 26, Daladier ordenó la disolución del PCF y la detención de los miembros del Comité Central al considerarlos agentes de un país extranjero. Maurice Thorez, el secretario general del PCF, desertó del ejército y fue conducido a Moscú con toda su familia y muchos fueron encarcelados, pero cuando Alemania invadió Francia en junio de 1940, los nazis liberaron a sus socios, a los comunistas presos y comenzaron a publicar conjuntamente el diario La France au Travail, obrerista, antisemita y contra las democracias occidentales, ¡qué curioso! ¿no?
Si Iglesias y Belarra y los comunistas hubieran vivido en Francia la invasión nazi se habrían puesto de perfil. Después de los bombarderos de Londres habrían pedido un armisticio para terminar con la democracia británica. ¿Qué habrían dicho de los bombarderos de las ciudades alemanas día y noche para destruir el país atacante? ¿Que era desproporcionado?, ¿que estaba fuera de lugar? ¿que hubiera sido preferible mantener a Adolf Hitler en el poder que a fin de cuentas enviaba a los campos de gas a los enemigos de los Palestinos, animados por el gran Muftí de Jerusalén?
Después de Pearl Habor, habrían llamado genocida al gobierno de Roosevelt por detener a los japoneses residentes en América y habrían tildado la política exterior americana con Japón de imperialista. De tirar dos bombas atómicas sobre Japón, ni hablamos, mucho mejor que murieran esos jóvenes estadounidenses en las islas del Pacífico y de esa manera impedir la victoria de la democracia frente al totalitarismo. Guerra del Pacífico a la que se sumó Stalin cuando se dio cuenta que el próximo podría ser él, después de la bomba de Hiroshima.
Algunos pensarán que se trata de pacifistas, pero no se confundan. En su retorcida mente genocida pactaron con Hitler para acelerar la revolución proletaria. Una antecesora en el cargo de Yolanda Diaz, escribió justificando el pacto de Hitler con Stalin, diciendo que los enemigos eran las democracias occidentales y que dicho fin justificaba el Pacto, y Santiago Carrillo afirmó que si lo hizo Stalin no había más que hablar.
Los que sacaban hace pocos años la imagen de Stalin a pasear por la calle Alcalá, el mayor genocida del siglo XX, con más de veinte millones de muertos a sus espaldas; y la de Mao, que también le gana por la mínima a Hitler; y algunos menores colegas como Pol Pot, que diezmó a la población de su país, en sentido estricto; se sienten cómodos en su lucha contra las democracias occidentales. Porque ese es su enemigo, y para tan digna causa valen todos los medios: la desinformación, la mentira, el terror. No pueden condenar el terrorismo porque sirve a sus fines. Pactan con los nacionalistas como lo hicieron con Hitler, porque sirve a sus fines totalitarios. No están convencidos de la plurinacionalidad, es simplemente el medio para el estado centralista y totalitario español al que aspiran. Ya dijo Negrín que prefería a Franco antes que al secesionismo catalán.
Moscú supo durante décadas cómo crear esta quinta columna con el fin de infiltrarla en los poderes de los países europeos, en los medios de comunicación, en la sociedad, y por eso se mantienen en el gobierno a pesar de los desaires y desautorizaciones de Sánchez. Su objetivo es estar dentro, en el núcleo de poder, ya llegará su momento.
Teherán es un alumno aventajado de Stalin. Su acercamiento a las dictaduras latinoamericanas, la financiación de medios de comunicación afines a la izquierda radical europea, la compra de intereses políticos, muestran claramente que da igual lo que haga Israel, está condenado porque esa es la orden y en el partido las órdenes no se discuten.
Israel sufrió un ataque despiadado, genocida, seguramente el más cruel de la historia reciente, pero ahora hablamos del genocidio del pueblo palestino, en apenas una semana, y no me resulta sorprendente.
La situación en Gaza es terrible, pero ¿quiénes son los culpables? ¿Israel, que se retiró de Gaza? ¿que contrata a trabajadores gazatíes? ¿que suministra habitualmente agua y luz al territorio y que está practicando ataques quirúrgicos contra instalaciones militares de Hamás? Esas instalaciones, por cierto, son custodiadas por niños llevados a ciegas de su trágico destino. O puestas al lado de hospitales, para ver si hay suerte y explota un cohete que mate a algunos de los suyos. Así tienen el caso para boicotear los esfuerzos de paz de Biden, negando cualquier evidencia de la realidad porque no satisface sus necesidades.
¿Qué hacen sus hermanos en la fe? Egipto pidiendo que lleven a los palestinos al Neguev, al desierto israelí; Jordania mirando hacia otro lado y hasta sus hermanos de Cisjordania no quieren saben nada de ellos. ¿Alguien se ha puesto a pensar porqué ocurre esto?
Si Europa está tan preocupada por la seguridad de los gazatíes, que envíe a su ejército europeo para imponer la seguridad y liberar a los rehenes. Pero nadie va a hacer eso, porque todos hablan en la distancia. Todos menos los inocentes palestinos e israelíes que han sufrido, sufren y sufrirán la tiranía de Hamás y la solidaridad de una izquierda radical que comparte con la organización terrorista el objetivo, no de acabar con el pueblo judío, sino con la única democracia occidental de Israel. Saben que después las democracias europeas serán piezas fáciles de cazar.
Solo espero que Israel se dé cuenta de que su trabajo es eliminar a los cabecillas de la organización terrorista y colaborar al desarrollo y seguridad de los palestinos, ahí está el futuro de todos en la región.
