Menú
Javier Somalo

Belarra, la lluvia y la mongola

Así se nos ve desde fuera a cuenta de un ataque terrorista sin precedentes: débiles, divididos dentro de la ignorancia y de parte de los que atacaron.

Así se nos ve desde fuera a cuenta de un ataque terrorista sin precedentes: débiles, divididos dentro de la ignorancia y de parte de los que atacaron.
Yolanda Díaz junto al resto de líderes de Sumar. | Europa Press

La verdad suele tener mucha menos audiencia que la mentira. Sobre todo si esa verdad echa abajo un espectáculo político y televisivo que venía de perlas para documentar el "genocidio" del pueblo palestino a manos del letal ejército israelí o, simplemente, de los judíos de siempre, los que deberían, en el mejor de los casos y por mayoría de la prensa, errar eternamente sin tierra a la vista.

Para justificar de una vez por todas y sin medias tintas que lo malo es la respuesta de Israel y no el ataque de Hamas hacía falta algo muy grave que hiciera olvidar bebés, rehenes, torturas y asesinatos en streaming: un hospital bombardeado parecía buena baza.

Tirando de tópicos sobre el periodismo y frases tan hechas como vacías, propias de quien alimenta sus lecturas con solapas, la ministra Ione Belarra respondió así a una pregunta (sorprendente) de Gemma Nierga sobre si tenía pruebas de que el ataque al hospital de Gaza había sido obra de Israel:

Ayer le decía a un compañero que cuando se produce un bombardeo a un hospital con miles de personas que estaban no sólo siendo atendidas sino refugiadas y hay centenares de niños muertos, la tarea de los medios no es decir que hay una gente que dice que llueve, y otra gente que dice que no llueve. Es salir ahí fuera y comprobar si llueve. Y lo que dice… mismamente la persona… que está allí representando a Radio Nacional, personas con muchísimo prestigio que están creo fuera de toda sospecha, es que la única fuerza militar que tiene capacidad para hacerle a ese hospital eso es el estado de Israel, porque fue atacado con misiles.

El compañero al que alude debió quedar perplejo ante tamaño torrente analítico. Lo de la lluvia que la ministra ha descubierto de pronto en algún repositorio de sandeces dará paso en breve a otra lección en la que le dirá a otro amigo que los árboles no le dejan ver el bosque. Pero sigue la ministra, ya en desenlace socrático:

Entonces, efectivamente, ¿tengo yo pruebas? [risa nerviosa, indescriptible, para corroborar que no] ¿Pueden los medios hacer más y… comprobar cuál es la versión correcta? Yo creo que sí. Creo que en este caso uno de los problemas que tenemos es la unanimidad mediática absoluta que existe de respaldo al estado de Israel apoyado por los Estados Unidos.

O sea, que no hay nada que comprobar. ¿Entonces llueve, Belarra? Claro, sobre mojado: antisemitismo burdo, iletrado, analfabeto. Da igual lo que se contraste cuando el objetivo es odiar a los judíos tanto como el Muftí amigo de Hitler. Los "niños muertos" israelíes contrastados saliendo a ver si llovía no movieron a Belarra a condena alguna. Los otros, los que vieron "mismamente" el "representante de Radio Nacional" son prueba inequívoca del genocidio. Israel aportó vídeos, imágenes y hasta conversaciones sobre lo ocurrido en el hospital de Gaza.

Y una penúltima indignidad no menos importante: de paso, erosionan al lamentable Gobierno del que forman parte en funciones porque le pone los cuernos con la versión mal teñida de su partido y con los que de veras saben de rehenes, armas y bombas. Sí que llueve, sí. Diluvia desvergüenza.

Para ayudar a Belarra apareció otra lumbrera de las relaciones internacionales como Irene Montero dejando claro que el "genocidio" y la violación de los derechos no entiende de competencias.

Cuando estamos ante una violación abierta del derecho internacional humanitario, cuando estamos hablando de crímenes de guerra... esto no es un problema de competencias en el Gobierno de coalición, es qué podemos hacer para actuar con contundencia y para resolver el problema.

Y a renglón seguido descubrió ante un corrillo de periodistas qué es eso que podemos hacer: "Pararle los pies a Netanyahu y no mostrar ninguna complicidad con Israel". No está muy alejado de lo que opina Hamás. Faltan Pam y Lilith para cerrar el círculo intelectual de los nuevos Sabios, los que escriben los protocolos del renovado antisemitismo.

Pero mientras se deciden, sale a escena la eterna perdedora, la que reclama justicia térmica desde una subvención para calefacción que ella dijo desconocer —"la primera sorprendida soy yo"— pese a que la solicitó su marido. La que habla de pobreza desde la riqueza, de chabolas desde El Retiro visto desde un ático. En fin, sale a escena Mónica García.

Después de hacer el baile de Miércoles Addams o el ritmo del limpiaparabrisas, y con la boca más mustia que nunca pero tan visible como para traducirla, la siempre comedida MeMa resumió su ira contra Isabel Díaz Ayuso en un pleno de la Asamblea de Madrid: "¡Mongola!". Vaya, casi mejor que se quede la prensa con lo otro que silabeó con gestos desde la distancia: "sin-ver-güen-za".

El centro de su discurso, el del genocidio sin salir a comprobar si llueve, fue también revelador: "Digan que la vida de un niño palestino vale menos que la de un israelí". Es exactamente así para desgracia de los niños que viven a expensas de que Hamás los haga dormir bajo un lanzacohetes o encima de un depósito de armas. Y es exactamente al contrario desde la óptica de los personajes que están desfilando por la escena política con sus mejores galas judeófobas. La propia Belarra habla de los "cientos de niños muertos" en el hospital que reventó Hamás anotado en la cuenta de Israel pero no de los asesinados por Hamás mientras dormían.

El desolador resumen es que en España hay un partido que ha perdido las elecciones y busca el favor de otros seis, entre los que se encuentran terroristas y golpistas, para permanecer en el poder. Todos ellos compiten en su escandaloso antisemitismo y se pelean por ver quién insulta más o mejor a Israel.

Y así se nos ve desde fuera a cuenta de un ataque terrorista sin precedentes. Débiles, divididos dentro de la ignorancia y de parte de los que atacaron.

En Libertad Digital siempre salimos a ver si llueve. Y nunca hay nadie.

Temas

En España