Centenares de miles de personas han salido a la calle este domingo en las principales ciudades de España para expresar su indignación por el pacto del PSOE con los partidos separatistas. Para garantizarse su permanencia en el poder, Sánchez ha aceptado una amnistía que alcanzará a todo tipo de delincuentes siempre que pertenezcan a la órbita del separatismo, un referéndum de autodeterminación, la presencia de un observador internacional que supervisará las decisiones soberanas del Gobierno y la transferencia de impuestos y competencias en materia de seguridad social a las dos regiones más ricas de España, Cataluña y País Vasco, cuyas clases dirigentes llevan décadas sometiendo al resto de españoles a un expolio sistemático.
Mención aparte merece el llamado lawfare, otra de las concesiones de Sánchez al delincuente Puigdemont, que entrega al poder legislativo la capacidad de revisar las sentencias de los jueces y de sancionar a los magistrados que no actúen al dictado de los firmantes del acuerdo de investidura, una aberración jurídica que sólo tiene lugar en las peores dictaduras bananeras.
La convocatoria realizada por el Partido Popular ha sido un éxito rotundo, al haber sabido canalizar la oleada de indignación que recorre España desde que se hicieron públicos los primeros pactos de los socialistas con los partidos independentistas. En las calles y plazas españolas se ha escuchado el grito de una mayoría de ciudadanos que no está dispuesta a dejarse humillar ante las fuerzas contrarias a la Constitución Española para que Sánchez pueda seguir en el poder.
Como recoge acertadamente el manifiesto de los populares redactado para la ocasión, España fue ayer "un clamor por la igualdad, la dignidad, la justicia, la convivencia y la diversidad". Y es que los pactos firmados con ERC, Junts y PNV someten a la democracia española al dictado de esas fuerzas reaccionarias y suponen el enterramiento definitivo del régimen de 1978, al dinamitar de manera definitiva los consensos constitucionales que alumbraron nuestra democracia.
Sánchez ha huido hacia adelante en esta operación incalificable para evitar la alternancia democrática del poder tras perder las últimas elecciones generales y ha puesto en marcha un proceso que supone la humillación definitiva del Estado a manos de los que quieren desmantelarlo. Está por ver que este proceso de degradación institucional pueda revertirse en su totalidad en un futuro cercano.

