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Federico Jiménez Losantos

Putin y el Grupo de Puebla toman el Poder en España. ¡A la resistencia!

Los sociatas han alcanzado el nivel moral de ETA, golpistas y comunistas. Lo sustancial es no dejar que gobierne la derecha, o sea, no soltar el Poder.

Los sociatas han alcanzado el nivel moral de ETA, golpistas y comunistas. Lo sustancial es no dejar que gobierne la derecha, o sea, no soltar el Poder.
Banderas de España y la UE ondeando en la manifestación del 18N | David Alonso

El golpe de Estado en España perpetrado por Sánchez y su caterva de etarras, golpistas catalanes y comunistas cubano-argentino-bolivarianos no es sólo un problema español, sino internacional y de una envergadura que no se veía desde la invasión de Ucrania por Putin. Cuando Ursula Von der Leyen y Charles Michel corrieron a felicitar a Sánchez por su triunfo contra media España, no sólo insultaron a la otra media, sino que, necia y necio, saludaban la creación en el cuarto país de Europa no de un gobierno salido de las urnas sino de un régimen que estará tutelado por Putin y el Grupo o Cartel de Puebla que dirige Lula, su fundador con Fidel Castro poco después de la caída del Muro y para compensar la desaparición del imperio soviético. Y es urgente que, como Zelenski hizo en Ucrania, la España leal a su legalidad y a la de la UE sepa dar a nuestra tragedia, que ya lo es, la visibilidad internacional necesaria para combatirla y derrotarla.

Una sesión parlamentaria como las últimas de 1936

La investidura de Sánchez fue más bien una embestidura en el estilo del Cártel de Puebla, narcoheredero fraterno con Putin de la URSS. No hubo programa de Gobierno sino ataques a la Oposición, a la Constitución, a la propiedad privada, que ellos llaman empresarios, a los medios y al Rey. Los ataques se repartieron entre las bandas que juntas y revueltas, llegan al Poder. La del partido de la ETA fue la más clara y la más parecida al tono criminal de la Pasionaria. El macarrilla de Santa Coloma el más trilero, el del PNV, con la hoz y el martillo como imposible volante del viejo tractor, casi el más patético, sólo superado por la portavocecilla canaria, que dijo estar contra la Ley de amnistía, precio de la investidura, y votó a favor. Y la intervención más importante, junto a la etarra, fue la de la embajadora de Pusdemón, como llama la gente al heroico fugitivo del maletero de Soraya.

Nogueras dijo que Sánchez no tiene palabra, que sólo lo mueve el Poder y que sólo para impedir un gobierno del PP busca los votos de Junts. Pero le recordó todo lo firmado con ellos: el reconocimiento de la nación catalana y su derecho a la secesión, vía referéndum, y aunque lo votó, dejó claro que lo dejará caer en cuanto se aparte de lo pactado. Sánchez será, es ya, un presidente presidido por la ETA y por los golpistas. Y los comunistas de Sumar, antes Podemos, lo jalearon porque ahora el jefe social-comunista es Sánchez, como Largo Caballero, el llamado "Lenin español" en 1936.

La sesión de investidura de Sánchez recordó a la última de 1936, tras el asesinato de Calvo Sotelo por la escolta del socialista Prieto pero que el Gobierno de Casares, que se proclamó "beligerante contra el fascismo", se negó siquiera a investigar, ignominia que precipitó el Alzamiento. La soflama de la portavoz de la ETA recordó las de José Díaz o La Pasionaria a Calvo Sotelo, poco antes de matarlo: "Su señoría morirá con los zapatos puestos". Y la bildutarra no anunciaba el futuro, sino el presente de cientos de asesinatos y doscientos mil vascos expulsados de su tierra. No amenazan como ayer. Proclaman el triunfo, hoy, del terrorismo contra los españoles, por el hecho de serlo. El nuevo paso para subvertir el orden constitucional que Sánchez ha jurado defender ante el Rey, ya ha sido anunciado por Junts y ERC, y respaldado por la ETA: comisiones (soviets) parlamentarios van a juzgar a los jueces que hayan condenado a separatistas por actos terroristas. Porque eso es la amnistía: el separatismo anula el delito y condena al juez. Los tribunales populares de la II República que citaba el último domingo.

¿Y esto no les importa a los votantes del PSOE? En absoluto. La indiferencia moral de los votantes de izquierdas recuerda a los de 1936, cuando desde principios de julio, los chequistas, respaldados por el gobierno, torturaban, violaban y asesinaban por el delito de ser de derechas o haber votado contra los que en febrero robaron las elecciones. A los votantes del PSOE de hoy, tan amorales como los de ayer, les da igual la Ley de Amnistía, que negaban por anticonstitucional. Ahora juran que es fiel a lo que los españoles, en 1978, votamos en masa. Pero a la vez dicen que no hay que cumplir la Constitución, sino "interpretarla" según convenga al Gobierno. Los sociatas han alcanzado el nivel moral de los de la ETA, los golpistas y los comunistas. Para ellos lo sustancial es no dejar que gobierne la derecha, o sea, no soltar el Poder. Y ahora dirán que el referéndum de secesión, que antes negaban, es el triunfo de la democracia. ¿Las leyes? ¡Bah! Lo importante es que manden los nuestros. Como sea.

El alineamiento internacional de Sánchez contra Occidente

Hasta ahora, Sánchez había jugado a dos bandas en política exterior, con la UE contra Putin y con los de Puebla en favor de Maduro. Ahora ya no puede hacerlo. Por sus alianzas, que son dependencias, apoyará a Putin contra Ucrania, de manera solapada; y, abiertamente, a Irán y Hamás contra Israel. De hecho, lo primero que dijo en la investidura fue que reconocerá "un Estado palestino". Como si ese Estado no lo hubiera creado la ONU en 1947, con el de Israel, y no fueran los países árabes los que han impedido su existencia porque eso les obliga a reconocer el estado judío. Y cuando los USA habían conseguido ese reconocimiento por Marruecos y estaba a punto de lograrlo con Arabia Saudí, Teherán soltó a la jauría de Hamas.

De inmediato, los comunistas en el Gobierno salieron a la calle para apoyar a degolladores de bebés, violadores, torturadores, secuestradores y asesinos. Gravísimo es el antisemitismo en toda Europa. En España está en el Gobierno. Al Eje Moscú – Pekín – Teherán – Caracas hay que añadir Madrid.

Un gran acierto en la masiva manifestación de ayer en Madrid, que representó en sí misma un millón de aciertos, fue invitar al diputado Paolo Rangel, del Partido Socialdemócrata portugués, más liberal que socialista, y que gracias al liderazgo y quizás el martirio de Sa Carneiro –muerto en un sospechoso accidente de avión– devolvió a los militares a los cuarteles y llevó al poder un proyecto democrático que rescataba la propiedad de los claveles soviéticos y abría Portugal a su integración en la Unión Europea.

Los problemas de España son de Europa

Rangel, con la emoción que el acto requería, dijo que "la amnistía no es un problema de España, es un problema de Europa"; y que "en toda mi vida como jurista, como político, como ciudadano, nunca he visto una democracia en la que se pueda aceptar que los parlamentarios vayan a fiscalizar a los tribunales y al poder judicial". Lo que nos lleva de nuevo a Europa. Fue un acierto de la organización que hubiera muchas banderas de la UE junto al mar de banderas de España, que apenas nadie lleva ya otra. Europa debe saber que lo que defiende España no es sólo su libertad sino la de todos los europeos, y que, si la corrupta burocracia de las renovables acepta la dictadura de Sánchez, como los cobardes obispos de Omella, hay una parte de Europa, la mejor, la de las libertades, que es la nuestra y la que siempre nos defenderá. Hay que hacer todo lo posible para que eso quede claro para las opiniones públicas de un continente desorientado y putinesco.

Los discursos estuvieron muy bien, aunque deberían haber empezado media hora más tarde, cuando la gente hubiera acabado de llegar. Sobre todo, me gustaron el de Alonso Trapiello y el "non serviam" del luciferino Savater, aunque sólo de aspecto, porque el Malo de verdad pernocta con los murciélagos en las cavas del Vaticano. Añadió que toda España es nuestra, y que la necesitamos para poder ser ciudadanos libres e iguales ante la ley. La alternativa de Sánchez es una dictadura plurinacional, tutelada por Putin y que destruiría las tres instituciones que, con Savater, aclamó el millón de corazones con cerebro: "¡Viva España! ¡Viva la Constitución! ¡Viva el Rey!

¡Y viva la Libertad, y abajo el Felón, Putin, los de Puebla y su frutísima madre!

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