Empecemos por decirle a los mil periodistas del régimen de Sánchez lo obvio: nadie exagera cuando llama golpista a su jefe. Sólo levantamos acta de la realidad. También a los antiguos periodistas del diario Pueblo, el que dirigía Emilio Romero, es menester advertirles que nuestra "exageración" nada tiene que ver con el amarillismo que ellos practican en los periódicos y televisiones del régimen para blanquear ahora a Sánchez, y antes a Zapatero, y muchos antes a los camisas azules que les echaban de comer en el periódico del paseo del Prado. Majaderos. Aquí nos conocemos todos. Ya está bien de dar lecciones de literatura mala sobre la fascinación que provoca un chulo de bolera… La cuestión no es si Sánchez está loco, aunque no seré yo quien cuestione el diagnóstico que le hizo el padre Mundina; tampoco creo que debamos perder el tiempo rebuscando en sus antecedentes familiares, o peor, en las viejas "políticas" socialistas de los antiguos líderes del PSOE, para explicar todos los desmanes que está cometiendo este sujeto contra los españoles; creo que debería importarnos una higa la madre que parió a este Sánchez, o si tipejos como González, Guerra, Zapatero, Rajoy (sic) y García-Page son antecedentes imprescindibles para comprender el Estado de excepción que vive España por su política comunista y golpista. Todo eso ya son asuntos menores. La preocupación de la gente de bien, es decir, de los españoles honrados es qué hacer para echar a este fulano del poder. Imagino que cada español tendrá mil soluciones para enfrentarse a la cosa. Por mi parte sólo me queda agarrarme a lo de siempre: resistencia. Sí, armarse de paciencia, aguante y lucha permanente en todos los ámbitos de la vida pública es la vía para liberarnos de los grilletes que nos ponen todos los días el personal de Sánchez. Ellos creen que nos cansaremos. Se equivocan. Eso es cosa de esclavos, y no digo yo que no haya millones de ellos en España, pero tengo la sensación de que los hombres libres somos más y mejores que la chusma que apoya a Sánchez. Resistamos. Afeémosle permanentemente su conducta vil y mentirosa. He ahí el básico deber moral y político de todo español: enfrentarnos a Sánchez y a sus compinches restregándoles permanentemente que son unos mentirosos. El aguante será clave. Aguante para estar en la calle. Aguante para razonar. Aguante para no morir de risa por la estulticia de sus acciones. Y, sobre todo, aguante para no dejar de reprocharles que no tienen legitimidad alguna para ejercer el poder de modo totalitario. Aguante, sí, hemos de tener para dar, o mejor, "dar un paso atrás", naturalmente, no para huir, sino para tomar impulso y enfrentarnos a los golpes que preparan contra todos y cada uno de nosotros. Al aguante, sí, le llaman ahora resiliencia. Imagino que este palabro viene del término latino resilio, que significa "rebotar", "saltar hacia atrás" para enfrentarnos con habilidad a situaciones difíciles y complicadas. Eso es lo se nos viene encima. Nos presionarán por todas partes para arrinconarnos. Nos dirán que esto es un asunto de políticos profesionales. En fin, tratarán de acallarnos para hacernos esclavos de un régimen político que se define antes por la cleptocracia que por la democracia. Sí, tendremos que resistir a miles de cargos políticos, académicos, periodísticos, tapados del mundo de la judicatura y millones de esclavos que apoyan al dictador falaz y mentiroso. Pero, mientras hay vida, hay esperanza. Sigamos, pues, en la calle y gritemos que está dando un golpe de Estado. Calle, calle y calle para detenerlo. Y, luego, no creerse demasiado que los fulanos que están en la Oposición (PP y VOX) tengan inteligencia y coraje suficiente para enfrentarse a Sánchez y su maquinaria golpista. No lo duden, queridos amigos, de esta situación excepcional, de golpe de Estado permanente, nadie saldrá igual que entró. No se haga ilusiones de Corín Tellado el señor Feijóo, porque Bonilla el de Andalucía ha firmado no sé qué papelucho con una ministra de Sánchez y él haya conformado no sé cuántas comisiones parlamentarias con el PSOE… Ilusiones vanas.
Agapito Maestre
¿Cómo parar al golpista Sánchez?
El aguante será clave. Aguante para estar en la calle. Aguante para razonar. Aguante para no morir de risa por la estulticia de sus acciones.
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