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Pedro Gil Ruiz

La neurona concepto Sánchez Pz-Castejón

Es posible que la sobreexposición a Sánchez esté provocando secuelas nocivas en células del lóbulo temporal medial, vaciando los depósitos de moralidad.

Es posible que la sobreexposición a Sánchez esté provocando secuelas nocivas en células del lóbulo temporal medial, vaciando los depósitos de moralidad.
Pedro Sánchez. | EFE

Entre los 86.000 millones de neuronas —millón arriba, millón abajo— que pululan en nuestro cerebro hay una que destaca sobre todas las demás, se llama Jennifer Aniston. Era una perfecta desconocida hasta que en el año 2005, un neurocientífico llamado Rodrigo Quian Quiroga, que trabajaba en el Instituto Tecnológico de California (Caltech) y se dedicaba a poner electrodos en el cerebro de los que se prestaban a ello, la localizó. Fue la primera "neurona de concepto", todo un descubrimiento.

En una reciente entrevista, en la sección de Ciencia de ABC, el señor Quian recuerda cómo sucedió: "Mostré al paciente 87 fotos de actores, políticos o deportistas, todos muy conocidos, y la neurona solo respondía a las siete fotos que tenía de Jennifer y a ninguna otra cosa. La cuestión es que todas las imágenes eran distintas: diferentes posiciones, de frente, de perfil... Si le enseñaba una foto de Julia Roberts no reaccionaba. Y eso es lo interesante". El experimento demostró que algunas células del cerebro se asocian a un concepto, que no era solo la imagen ya que también reaccionan al oír que se la menciona o ver el nombre escrito.

Desde el pasado mes de mayo, el científico coordina el programa de investigación "Mecanismos neuronales de la percepción y la memoria" en el Hospital del Mar Research Institute en Barcelona. Estudian "cómo el cerebro codifica y procesa información para dar lugar a nuestros pensamientos, percepciones, recuerdos, sentimientos e incluso a la conciencia de nosotros mismos" y continuarán ampliando el catálogo de neuronas.

Estas células que codifican conceptos, y que el cerebro emplea para formar memoria, podrían ayudarnos a entender el comportamiento de los dirigentes socialistas. ¿Cuándo ven o escuchan a Pedro Sánchez… qué tipo de neurona concepto crean?

Me pregunto si existirán algunas, superespecializadas, que provoquen, entre otros efectos, una suerte de amnesia temporal. ¿Habrá explicación neurológica, más allá del pecunio, para que el portavoz socialista Patxi ("nadie" para algunos) afirme en el Congreso algo que ayer negaba, referente a la amnistía, y que, si mañana las circunstancias lo exigen, se desdiga de nuevo y en un trabalenguas sin fin donde dijo no, sea sí y vuelta a empezar?

Lo que está sucediendo supera al engaño, práctica habitual de socialistas y comunistas. Es algo más… son síntomas de una patología que está afectando a un grupo social numeroso. Ministros, dirigentes y parlamentarios del PSOE, dan muestras de tener alterada su percepción de la realidad. Se desdicen, mienten compulsivamente, pierden crédito y autoridad. Menguan a la condición de lacayos. El patrón los abronca y ellos asienten. En la reunión de la Ejecutiva Federal socialista del pasado 27 de noviembre, Sánchez mostró su enfado porque nadie salió a defenderlo en redes sociales cuando Feijóo sugirió que tenía un "tic patológico".

Y es muy contagioso. Otro colectivo con síntomas es el de esos dignos profesionales de la prensa que copian el argumentario monclovita sin cambiar las comas. Siempre ha sucedido, pero ahora es más procaz y exige total disponibilidad. "Hoy toca normalidad", dice la autoridad. "Pero, ¿no estábamos levantado un muro contra el fascismo?", pregunta el plumilla de guardia. "Estás out", contesta la reconvertida musa del 15M y hoy rendida admiradora sanchista: "Estamos diseñando el Plan para la Transición hacia una Nueva Normalidad: la Arcadia posamnistía". Ese mundo feliz se está construyendo con unos cimientos de odio y división. Con el desparpajo de un amoral que sabe que si deja de pedalear se cae de una bicicleta que sujetan con una mano Otegi y, con otra, Puigdemont.

Lo sucedido en el Parlamento de Estrasburgo no tiene precedentes. El pleno de balance de la presidencia española terminó con abucheos al presidente de turno. Sánchez provoca la confrontación también en la Unión Europea y ha liquidado el crédito político que tenía. Al mismo tiempo, en el Ayuntamiento de Pamplona, socialistas y bilduetarras festejaban su acuerdo y recordaban: "Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo 5 o 20 veces. Con Bildu no vamos a pactar".

Es posible que la cercanía, la sobreexposición al presidente Sánchez esté provocando secuelas nocivas en esas células del lóbulo temporal medial, vaciando los depósitos de moralidad como se vacían los de la sustancia P. Explicaría que los portadores de la "neurona concepto Sánchez Pz-Castejón", al oír su nombre, ver su imagen o escucharle se exciten, sientan un impulso irrefrenable de humillar, amenazar y anular al oponente. De olvidar lo comprometido, mentir y jactarse de ello. De escribir como autómatas, al dictado. Sus efectos son tan potentes que, recientemente, también se han observado en un líder de la oposición, aunque pudo haber influido el jet lag.

Si se confirmase la existencia de la neurona, sería de gran interés "escuchar" las reacciones que provoca en sus portadores ante la presencia de Él. Saber si son los socialistas, por su natural inclinación a la lucha de clases, los únicos afectados. Y sobre todo, si dispondremos de remedio que proteja nuestra salud mental ante posibles contagios. Son preguntas todavía sin respuesta. Mientras, como decía Jorge Luís Borges: "la gran capacidad del pensamiento no es recordarlo todo, sino olvidar un montón de cosas".

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