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EDITORIAL

Milei va en serio

El título de esta nueva norma, "Deróguese", es toda una referencia intencionada contra el famoso exprópiese con el que Hugo Chávez destruyó la economía venezolana.

Las palabras del nuevo presidente argentino en su toma de posesión fueron todo un programa de Gobierno con el que confirmó, ya desde el primer día de mandato, que las medidas anunciadas durante la campaña presidencial no fueron únicamente argumentos electorales, sino el guion de una legislatura que va a estar presidida por un ajuste fiscal intenso y un programa de liberalización de la economía como pocas veces se ha visto en ningún país.

En efecto, el nuevo Gobierno argentino ya ha puesto en marcha un primer paquete de medidas de choque para recortar el gasto público y tratar de evitar la hiperinflación larvada que ha dejado en herencia el peronismo kirchnerista. Pero no basta con reducir drásticamente el peso del sector público en la maltrecha economía argentina. Junto a este vasto programa de recortes de gasto innecesario es preciso eliminar el densísimo entramado regulador del Estado argentino, que limita las posibilidades de crecimiento de la economía real y esteriliza los esfuerzos emprendedores de una población condenada a vivir de los favores políticos y el subsidio estatal.

Ese es el objetivo del decreto anunciado por Milei que, a lo largo de sus 300 páginas, dejará obsoletas casi dos mil leyes elaboradas para justificar jurídicamente la coacción permanente del Estado. El título de esta nueva norma, "Deróguese", es toda una referencia intencionada contra el famoso exprópiese con el que Hugo Chávez destruyó la economía venezolana.

Es cierto que la nueva ley desreguladora de Milei incluye medidas que, por su escasa entidad económica, resultan más bien simbólicas, como ocurre con la supresión de puestos de asesores y de subvenciones a los partidos políticos. Sin embargo, el nuevo decreto no se queda en la anécdota, sino que abre un nuevo camino para la privatización de empresas públicas mediante su transformación en sociedades anónimas y posterior salida al mercado, a fin de comenzar a sanear unas finanzas estatales que el peronismo ha entregado en estado de acelerada devastación. Junto a esta medida imprescindible para modernizar las empresas estatales y levantar la losa inasumible que suponen para los contribuyentes, el paquete de medidas anunciado incluye también una profunda desregulación económica, liberación de precios, simplificación fiscal y una importante reforma laboral.

El nuevo Ejecutivo argentino tendrá que actuar con inteligencia para aplicar este vasto programa reformista evitando conflictos con las masas agitadas por los peronistas, especialmente en lo referido a la desregulación del mercado laboral. A favor de Milei y de su programa económico está que los argentinos, por primera vez en décadas, han comprendido la gravedad extrema de la situación por la que atraviesa su país, llevado al límite de la bancarrota por el corrupto socialismo peronista.

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