
Múltiples son las expresiones utilizadas para referirnos al régimen político que padecemos. Dictadura de nuevo cuño, Estado de excepción permanente, totalitarismo a la carta, populismo socio-comunista, barbarie separatista catalana, o terrorismo a la vasca-navarra son algunas formas de llamarle a un sistema político, el español, que promociona la prohibición de todo tipo de libertades, empezando por la de conciencia, pues que pocos son los periodistas y publicistas que se atreven a hablar y escribir libremente en los medios de comunicación, y fomentan las desigualdades de los españoles no sólo ante la ley sino ante el sentido común. También la autocensura empieza a ser mucho más dura que en épocas pasadas. ¿Qué desear para el nuevo año en este contexto de represión y auto-represión, de inmoralidad social y represión política y policial en las calles (¡que les pregunten a los de Ferraz!)? ¿Qué pedir, pues, en una sociedad encanallada por la clase política en colaboración con la "intelectual" (profesorcitos, periodistas, correctores de pruebas, oficinistas de editoriales…, o sea "proletas" de cuello blanco)? Pues, sí, yo anhelo y, sobre todo, seguiré luchando por un par de cosas en el nuevo año: por un lado, buscaré buenos análisis matemáticos y, por otro lado, leeré con fruición pronósticos morales con coraje. Ojalá 2024 nos traiga buenos matemáticos para calcular los robos de la casta política y, de paso, aparezcan filósofos morales que nos alumbren con solvencia sobre el cinismo de nuestros líderes políticos. Matemáticos precisos, matemáticos, y moralistas sin miedo, moralistas, necesita España con urgencia.
Los primeros, los matemáticos, tienen razón cuando nos dicen que, en efecto, sólo se puede arreglar lo que se puede contar, o sea, lo que se pone por escrito en cifras. Sabemos, sí, los motivos de la rapiña de la castuza política, pero necesitamos saber la cantidad exacta a la que asciende el botín. Este asunto es urgente, porque hasta ahora no se ha podido poner en orden todo lo que roban los políticos, sencillamente, por qué nadie se ha dedicado a calcular la cuantía de lo robado. No hablo de los motivos, insisto, del robo sino de cuánto roban. Por fortuna, esa cuantía, como está haciendo ya Milei en Argentina, puede calcularse. Es cuestión de voluntad. Podemos llegar a saber lo que roban los diputados y los senadores nacionales, los eurodiputados, los consejeros y los diputados de las Autonomías, los concejales municipales y los diputados de las Diputaciones aún existentes, los consejeros de miles de empresas vinculadas al Estado y, en fin, los miles de individuos que viven del momio de la política institucional. Es menester perseguir a toda esta gentuza para que devuelvan lo robado. Puede saberse, ciertamente, cuánto roban los políticos con cifras exactas. Esto no es una conjetura. Es un hecho. Una conjetura es suponer que los miembros de Podemos y Sumar están empeñados en nacionalizar los bancos para robar, en vez del 2% de lo que sustraen ahora, el 4 %. No, no, yo no conjeturo, afirmo que los matemáticos, y en España los hay muy buenos, podrían decirnos cuánto nos roban los políticos a los ciudadanos.
He ahí una de las graves enfermedades de la nación. El robo sistemático de la casta política a los españoles. Roban y, lo que es peor, sin pretensión de dejar alguna obra, o bien común, para el disfrute de la ciudadanía. Junto a ese terrible tumor, el otro gran escollo de la cosa pública-política española, es decir, la grave enfermedad moral que soportan los españoles, reside en el nivel de cinismo exhibido por los líderes de los partidos políticos. Los filósofos morales y políticos de la España gobernada por Sánchez nos repiten una verdad de hecho: los políticos españoles hacen, sí, exactamente lo contrario de lo que dicen. No merece citarse el caso de Sánchez, porque es excesivamente conocido. Es un tipo que no podría no mentir. Es su esencia. Miente, miente y miente y, además, sabe que nadie se cree sus mentiras, empezando por la chusma que lo vota y los otros partidos políticos que le prestan su apoyo para robarnos a los españoles.
Pero qué decir del cinismo del líder de la Oposición. ¿Dónde situar el cinismo de Nuñez Feijóo? No culpemos a su entorno, sino hablemos de él, del jefe. Dice Feijóo que Sánchez ha instalado en España, utilizo sus palabras, un "régimen de anomalía democrática", o sea, algo muy cercano a la dictadura, pero él ha negociado con un cinismo que escandalizaría al viejo Pirrón todas las comisiones del parlamento con el PSOE, dejando al margen al tercer partido más votado en España; también le presta apoyo al PSOE, incluso su grupo parlamentario presenta junto al grupo parlamentario socialista una propuesta para cambiar un artículo de la Constitución que, en realidad, es una excusa para blanquear al dictadorzuelo Sánchez; en fin, hay un sinfín de acciones, discursos, gestos y guiños que situarían a Feijóo más cercano a las posiciones de Sánchez de lo que, en principio, él trata de darnos a entender.
Porque sutil es, sin duda alguna, el cinismo del pepero al lado de la vulgar mentira del sociata, me permito preguntar: ¿por qué Feijóo está empeñado en blanquear a Sánchez? Sí, sí, el líder del PP parece estar permanentemente limpiando la barbarie totalitaria montada por los socialistas y los separatistas. El cinismo de Feijóo es el fundamento, según algunos grandes moralistas de España, de algunas predicciones que podríamos hacer sobre el futuro de la política española. Apunto la principal: habrá elecciones anticipadas, cuando quiera Feijóo; sí, cuando este político, listo y calculador, con un pasado en Galicia digno de revisarse para que no sea aplicado en la nación española, movilice el inmenso poder que tiene en toda España, conseguirá con relativa facilidad torcer el poder de Sánchez. El rollo de la mayoría parlamentaria del sanchismo y los separatistas puede quebrar, cuando menos lo pensemos. Bastaría que Feijóo movilizase el inmenso poder que tiene el PP en el Congreso y el Senado, y sobre todo en los ayuntamientos y autonomías, para forzar unas elecciones generales… Sí, cuando le apetezca a Feijóo, aparcará su cinismo, y empezará el baile de verdad… incluso le valdrá la cuadrilla que tiene a su lado. Mientras tanto, esperemos que cualquier día del nuevo año aparezca un moralista, un sabio analista de este régimen político cochambroso, que nos explique por qué Feijóo retrasa la cosa y se acula en tablas como los toros sin nobleza. ¿No será que está esperando la resolución de la amnistía a los bárbaros de Cataluña? Si es por eso, lo tiene crudo; porque este asunto está lejos de resolverse a favor de Sánchez. Aquí hay partido por jugar, aunque Feijóo se excluya del juego.
