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Iniciativas parlamentarias contra la amnistía

Ha llegado la hora de preguntar con seriedad qué hace la casta política de la Oposición contra la amnistía de Sánchez.

Ha llegado la hora de preguntar con seriedad qué hace la casta política de la Oposición contra la amnistía de Sánchez.
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. | EFE

Ha llegado la hora de preguntar con seriedad qué hace la casta política de la Oposición contra la amnistía de Sánchez. La respuesta más sencilla sería decir que se remueve en sus asientos, cobra a final de mes, y hace que hace una fuerte oposición, o sea, oposición de boquilla. Este juicio no sería enteramente acertado, entre otras razones, porque no reconocería que el simulacro de dura Oposición del PP es una performance de una gran perfección estética para la entera casta política española. Y, sin embargo, las últimas iniciativas parlamentarias del PP y VOX para detener la ley de amnistía de Sánchez son merecedoras de aplausos. El PP promueve la disolución de partidos que declaren la independencia o convoquen referendos ilegales. VOX ha registrado una enmienda a la totalidad en la que propone "la creación de un nuevo tipo delictivo que castigue a quienes negocien con condenados, procesados o sustraídos de la acción de la justicia por delitos contra la Constitución". Seguramente no alcanzarán los votos suficientes en el Congreso, pero el valor moral y político de ambas son innegables.

En todo caso, deberíamos circunstanciar esas propuestas para que nadie se engañe con ridículos triunfalismos. Es menester que preguntemos a la casta política del PP y VOX sobre la calidad de su trabajo para romper el eje central de un gobierno títere de los separatistas: una ley de amnistía que, según todos los analistas serios de la situación política, pone patas arriba lo poco que queda en pie del Estado de derecho democrático. La pregunta es urgente, sí, porque entre los ciudadanos españoles empieza a cundir el pánico de que Sánchez podría quedarse eternamente en el poder. No importa que pierda votos elección tras elección, porque la estulticia de la Oposición por un lado, junto a la suma de los votos socialistas con los del separatismo por otro, lo mantendría en el poder lo que haga falta. ¿La estulticia de la Oposición es real? Sin duda, hay sobrados motivos y ejemplos para decir que la casta política del PP y VOX es tan acomodaticia como torpe a la hora de buscar mecanismos viables para detener el sanchismo, es decir, para que haya un renacimiento democrático y, por ende, una expulsión del poder de un gobierno que funciona como pollo sin cabeza. Sí, la cosa es patética, porque la Oposición no halla la manera adecuada de enfrentarse a un simulacro de genuino gobierno, se diría que estamos ante un trampantojo o muñeco de feria, que tiene la desfachatez de presentarse como grupo vulnerable, porque unos chavales juegan a la piñata con un muñeco en Noche Vieja. El gobierno de Sánchez es, sí, un engaño de feria. Una mentira ridícula.

Y, sin embargo, ni el PP ni VOX son capaces capaces de formular un serio programa alternativo de gobierno. Ni conjuntamente ni por separado son creíbles ante el ridículo gobierno de Sánchez. El PP se conforman con hacer una oposición de perfil bajo, mientras ellos sigan cobrando sus abultados sueldos. Sea por la pasta, o por la falta de carácter, o por cualquier otro motivo, no abunda demasiada inteligencia política entre los políticos del PP y VOX. Tampoco creo que ellos sepan muy bien qué es la división del trabajo para sacar más y mejores rendimientos productivos a sus quehaceres. Las relaciones entre PP y VOX, especialmente en el ámbito nacional, no pueden ser más desastrosas, aunque creo que aún pueden empeorar, si Feijóo sigue empeñado en seguir blanqueando cien actuaciones del sanchismo.

Así las cosas, es menester insistir en la pregunta: ¿qué han hecho PP y VOX para detener la amnistía que pretende otorgar Sánchez a los golpistas catalanes? Aparte de tirarse los trastos a la cabeza entre ellos, dándole todas las ventajas a un gobierno tan absurdo como despótico, se han quejado. ¡Quejas y lamentos! No es poco la queja y, por eso, debemos reconocérselo como un valor de su trabajo. Sí, sí, se han lamentado, incluso han hecho discursos sensatos en las Cortes y los medios de comunicación, y también han montado algunas manifestaciones ciudadanas contra el mal llamado gobierno de Sánchez y su criminal amnistía. Los calendarios y la coordinación de las manifestaciones han distado de ser ejemplares, especialmente en cuanto a la organización empírica de la voluntad democrática, aunque nadie puede cuestionar que no hayan obtenido cierto éxito de público y de reconocimiento en la opinión pública política. Pero, por desgracia, el trabajo político de PP y VOX está muy lejos de haber mostrado con claridad pedagógica y contundencia moral a la ciudadanía que vivimos los finales de un régimen político de corte democrático. Y es que la política de comunicación de PP y VOX, por decirlo suavemente, es mejorable. Dan tarde y mal las explicaciones.

Por lo tanto, si la cosa sigue más o menos como hasta aquí, PP y VOX también pasarán, sin duda alguna, a la historia de España como cooperadores necesarios del declive y desastre de la democracia de 1978. En este contexto social y político encanallado, porque se hace pasar por normal lo que es absolutamente anormal, la mayoría de la ciudadanía no cree que la Oposición esté a la altura que exigen las circunstancias, o sea, la Oposición está perdiendo la confianza de los ciudadanos mejor preparados de España, a pesar de lo que digan los rollos de las encuestas. La presentación tarde y por separado de esas dos iniciativas parlamentarias para detener la amnistía demuestra los límites de la Oposición al sanchismo. Si hubieran estado, en efecto, a la altura de estas circunstancias dramáticas, las iniciativas deberían haber sido presentadas con muchas más antelación y con todo lujo de detalles ante los medios de comunicación. En fin, sabía que la capacidad de pedagogía política del PP es mala, pero nunca sospeché que fuera tan desastrosa como para presentar tan tarde y por la puerta de atrás una iniciativa tan importante. Y si, además, son conscientes de que sus propuestas no serán votadas afirmativamente en el Congreso, entonces no se entienden por qué han desaprovechado la oportunidad de explicarlas con todo lujo de detalles… Si la última intención de esas iniciativas es marcar la agenda política y, sobre todo, ponérselo difícil al gobierno sanchista, no parece que lo estén haciendo con demasiada brillantez.

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