El nombre de Manuel Escudero Cobos no le dirá nada al lector. Pero el actual ministro de Industria, Jordi Hereu, tal vez recuerde a la persona que responde por esas señas. Y es que Manuel Escudero era el cocinero en nómina del Ayuntamiento de Barcelona que acostumbraba a servirle la comida cuando él ocupaba el cargo de alcalde de la ciudad. De hecho, fue Hereu quien en su momento creó la plaza laboral de cocinero que Manuel Escudero ocupó durante los últimos 17 años de su vida laboral. El señor Escudero, pues, ha pasado más de tres lustros encerrado entre las cuatro paredes de la sala de fogones del consistorio, un recinto de trabajo donde las relaciones sociales, como sabe cualquiera que haya pisado alguna vez la cocina de un restaurante, se reducen al mínimo imprescindible.
Por lo demás, a lo largo de todos esos años el señor Escudero preparó cientos de almuerzos y cenas, amén de para el propio Jordi Hereu, para el independentista Xavier Trias y para Ada Colau, sin que ninguno de los antecesores de Jaume Collboni hubiera manifestado nunca el menor reproche sobre la profesionalidad o la pericia en el desempeño de su labor al frente de la cocina municipal del señor Escudero. Pero resulta que el señor Escudero no estaba en posesión de algún título oficial que acreditase sus conocimientos de lengua catalana, requisito legal imprescindible para poder preparar una tortilla francesa con ensalada y tomate a cualquier cargo público que ejerza dentro de las cuatro provincias que integran esa comunidad autónoma.
Así las cosas, al alcalde socialista de la capital de Cataluña le ha faltado tiempo para despedir al cocinero municipal y, en nombre del partido que tiene a gala representar a la clase obrera de la demarcación, mandarlo a la cola del paro. Al señor Escudero, en consecuencia, le acaba de joder la vida el muy progresista, muy lgtbi, muy multicultural, muy ecologista y muy sostenible Jaume Collboni. Su pecado es ser andaluz. Porque si fuera catalán, ese título que le pedían se lo hubieran regalado con la ESO (95% de aprobados). Son basura.