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Yolanda Díaz no pide perdón

Nadie en la izquierda española ha pedido perdón nunca por los crímenes horrendos que se cometieron contra los católicos y la Iglesia desde 1931 a 1939.

Nadie en la izquierda española ha pedido perdón nunca por los crímenes horrendos que se cometieron contra los católicos y la Iglesia desde 1931 a 1939.
Yolanda Díaz junto al Papa Francisco. | Europa Press

Su reencuentro con el Papa Bergoglio ha sido otra oportunidad perdida para pedir perdón por el genocidio perpetrado por la izquierda española contra los católicos durante la II República y la Guerra Civil. Podría haberlo hecho, muy especialmente, por los católicos gallegos asesinados, que fueron bastantes aunque no se sepa con exactitud cuántos murieron a manos de los milicianos republicanos del golpe de estado de 1934 y del Frente Popular desde febrero de 1936.

Hasta Indalecio Prieto pidió perdón, al menos, por su responsabilidad en la revolución de octubre de 1934. Sabido es que Francisco Largo Caballero fue uno de los instigadores de la Guerra Civil, una tragedia que impulsó y lo dijo más de una vez. En sus Recuerdos reconoce que "le daba a uno vergüenza del odio que conservaba nuestro corazón contra los que nos habían hecho sufrir. No sabíamos perdonar". Efectivamente. Ni pedir perdón. Perdonar y pedir perdón para quienes se creen con derecho a la violencia y la ilegalidad para imponer sus dictados es sencillamente imposible.

La famosa reconciliación de la Transición no fue tal por mucho que nos hayamos esforzado en creer en ella. Algunos tal vez fueron sinceros, pero otros no. Los nacionalistas no lo fueron, como es evidente. Ni los socialistas ni los comunistas pidieron perdón jamás por el "peso de los muertos" y por los odios sembrados. EL PCE, que impulsó la reconciliación en 1956 por razones tácticas (todos contra Franco) nunca pidió perdón por los asesinados en Paracuellos, por poner un ejemplo. Ni siquiera al faísta Diego Abad de Santillán se le ocurre siquiera. Habla de víctimas, pero de las propias, incluso a manos de comunistas. Las ajenas parecen no serlo o estar justificadas.

En Galicia nacieron los 19 católicos asesinados desde 1934 a 1939. De Orense, nueve, siete salesianos y dos agustinos; de Lugo y Mondoñedo-Ferrol eran dos religiosas; de Tui-Vigo, un salesiano; y de Santiago, cinco salesianos, un franciscano y un carmelita. Su martirio fue reconocido por la Iglesia en 2007. Hay más, pero basta este dato para agitar cualquier conciencia que defienda la libertad, la democracia y los derechos humanos básicos.

La Iglesia ha cometido pecados graves subrayados por muchos. Cierto. Pero los ha reconocido desde 1521, año en que el Papa Adriano VI, último no italiano del Renacimiento, admitió los "actos abominabilísimos", relaciona Luigi Accatoli en su libro Mea culpa, de los que fueron responsables los pontífices que le precedieron y sus respectivas curias.

En 1920, la conferencia anglicana hizo lo propio y la actitud inflexible de las cúpulas cristianas comenzó a cambiar. Por señalar otro hito, el papa Roncalli modificó oraciones para no ofender a hebreos y musulmanes. Pablo VI pidió perdón por las faltas de la Iglesia cuando abrió la segunda sesión del Concilio Vaticano II, en septiembre de 1963. Recuérdese que el Papa Luciani, en sólo 33 días, dio señales de cambio profundo y reconsideración.

Con Juan Pablo II, la petición de perdón a la humanidad por los pecados cometidos fue sistemática. Desde las Cruzadas a las dictaduras; desde la mujer, los judíos y Galileo a las guerras de religión e incluso a Juan Hus, Lutero, Zuinglio y Calvino; desde el trato a indígenas al Islam; desde la Inquisición a la mafia o desde el racismo a la trata de negros, entre otros muchos temas, el Papa polaco pronunciaba su frase: "Yo pido perdón", o algo equivalente. No fue el responsable directo, claro, pero sí responsable de la Institución que lo fue.

Me referiré sólo a la Iglesia Católica, cuya cabeza visible volvió a recibir a la comunista Yolanda Díaz, el pasado día 4. Nadie en la izquierda española ha pedido perdón nunca por los crímenes y atentados horrendos que se cometieron contra los católicos y la Iglesia desde 1931 a 1939. Juan Blázquez Miguel ha cifrado, y nadie lo discute, en 735 las iglesias quemadas y en 780 las profanadas y asaltadas. Los católicos asesinados han sido calculados entre 7.000 y 10.000, aunque las víctimas religiosas en territorio republicano se certifican en 6.832: 13 obispos, 4.184 sacerdotes seculares, 2.365 religiosos y 283 religiosas.

Tras dos encuentros de Bergoglio y Yolanda Díaz, sorprende que la vicepresidenta del gobierno de Pedro Sánchez y lideresa de la mayor parte del comunismo patrio haya perdido la oportunidad de pedir perdón por el terror rojo contra la Iglesia española. Si todo un Papa pide perdón por desmanes cometidos hace 500 años, ¿por qué no lo hace Yolanda Diaz por hechos que ocurrieron hace 90 o menos?

Aquí lo raro no es que ella no haya pedido perdón por nada. ¿Qué pecado puede cometer la izquierda moralmente superior? Lo raro es que el Papa, a cambio de esta ayudita electoral para Galicia, no se lo haya exigido. No me hagás bardo, ché.

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