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Pedro de Tena

España K.O.

La consigna de descuartizar España en taifas está cursada.

La consigna de descuartizar España en taifas está cursada.
Arnaldo Otegi (2i), junto al candidato al Congreso por ERC, Gabriel Rufián (i) , el presidente de ERC, Oriol Junqueras (2d) y la candidata al Senado por EH Bildu, Jasone Agirre. | EFE

A estas horas del domingo, no sé quién ha ganado las elecciones en Galicia. La verdad es que históricamente consideradas no tienen importancia más que como momento de un combate que conduce al K.O. de España si los "buenos demócratas" no hacen nada. Es cuestión de tiempo que el nacional-comunismo gallego, con el PSOE de vergonzosa Celestina, se haga con el poder político de modo constitucional que, como saben, para las izquierdas, es el principio del poder total que conducirá a la muerte de la Constitución y de la democracia.

Si ha vuelto a ganar el PP gallego, algo diferente del PP nacional, la victoria de los antidemócratas de toda la vida (si lo simulan ahora es porque no mola decir la verdad ni confesar los verdaderos propósitos) se aplazará cuatro años pero no habrá más dilación en una absurda dinámica política constitucional que entrega la democracia liberal, más o menos perfilada en 1978, a sus enemigos.

Si gana el frente anti PP que dirigirá el BNG, disfraz perfecto y sonriente de UPG, comunista, leninista y separatista, será un paso más en ese camino suicida. Mi admirada Cristina Losada ha llamado a esta estrategia "Operación Triunfo" y me pareció entrever su pesimismo bajo las doloridas palabras de su artículo. "Es difícil ser optimista cuando en tantas batallas hemos visto que la información pierde y la manipulación gana". La manipulación y la engañifa en estas elecciones gallegas ha sido de libro.

Otro apreciado gallego, Pepe García Domínguez, argumentaba hace unos días que "A Pontón (que es la maquillada de UPG) la votará mucha gente que no es separatista, pero que constata todos los días que, en esta España, a fin de ser tenido en cuenta y respetado en Madrid hay que ser separatista". Da otros motivos pero anticipaba su esquela política para Galicia. Como ven el optimismo apenas tenía cabida hace sólo unos días.

Nos falta otro querido gallego, nuestro director, Raúl Vilas, que en su último artículo concluye: "Si a la concentración del voto de izquierdas en el BNG le sumamos la división del voto de la derecha, el domingo por la noche Ana Pontón será la flamante presidenta de la Xunta de Galicia". Su condicional es descriptivo. Sólo le falta deducir que dado que lo primero es así y lo segundo también, el resultado es inevitable.

En cualquier caso, con cuatro años más de gobierno del PP en Galicia o no, la situación es la que es. La izquierda española, social-comunista, y los separatismos han reeditado, dada la debilidad del PSOE y la traición de Pedro Sánchez, lo que en día fue la estrategia estalinista del Frente Popular, hoy mucho más frentepopulismo que otra cosa.

Uno de los ingredientes de la operación es la "liberación nacional" o separatismo, virus que ya está presente en otras regiones de España y que podría extenderse a las demás como mecanismo de defensa ante la voracidad de los gobiernos catalán, vasco (se va a comer Navarra) y tal vez, desde hoy, gallego.

Ante este plan operativo de una envergadura antidemocrática y antinacional sin precedentes, los demócratas españoles, conservadores, liberales e incluso socialdemócratas sinceros, están divididos y sin opciones reales de gobierno, como se demostró con toda claridad el pasado 23 de julio. A pesar de gobernar en la mayor parte de las regiones y Ayuntamientos, el gobierno de España y el de dos o tres regiones de España depende de los resultados de hoy, les está vedado.

Si no se hace algo, lo mismo podrá ocurrir dentro de pocos años, en Valencia, Baleares y otras regiones más. La consigna de descuartizar España en taifas está cursada, tras haber invadido ideológicamente la cultura, la Universidad y los medios de comunicación, los tradicionales y los nuevos. Sea quien sea quien esté detrás desde el año 2004 —el dedo señala a Rusia pero a saber quién más entre los malos vecinos—, la cancelación de la España unida, nacional y democrática, puerta de África y América, se perfila como el primer paso para la disgregación de la Unión Europa.

La cosa es bien sencilla. O se constituye un movimiento civil, nacional y democrático por la unidad de España que urja la gestación de una propuesta política única, fruto de la refundación del centro derecha, y se alumbra un nuevo partido socialdemócrata extraño a comunismo y separatismos capaz de reducirlos a la mínima expresión, que es la que tendrían de no haberse producido las felonías de Zapatero y Sánchez, o España sufrirá un K.O. histórico de consecuencias imprevisibles. Eso sí, como ya anticipé, si se pierde Galicia, tanto Feijóo como Abascal deberían dimitir. No han tenido ni tienen derecho a hacernos esto.

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