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Pablo Planas

El mutis por el foro de Pedro y Yolanda

Sánchez ha salido indemne del 18 de febrero gallego porque el crédito, el prestigio, la credibilidad y la vergüenza son cosas que perdió hace ya mucho tiempo.

Sánchez ha salido indemne del 18 de febrero gallego porque el crédito, el prestigio, la credibilidad y la vergüenza son cosas que perdió hace ya mucho tiempo.
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. | EFE

A tenor de las primeras informaciones sobre la llegada a las costas gallegas de gigantescos bancos de bolas de plástico altamente tóxicas, lo del Prestige parecía una auténtica birria en comparación con el desastre natural que se cernía sobre la población civil y el medio ambiente. "Pellets", les llamaban a las pequeñas esferas de plástico, una marabunta letal de lágrimas de sirena. Hace una semana todavía estaba dando la brasa con los "pellets" el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, el inefable Óscar Puente. "Lo desvelé en la comparecencia del pasado miércoles. Esto lo confirma. Y es gravísimo. La Xunta desplazó menos de la mitad de los barcos y helicópteros que dijo que estaba movilizando para buscar pellets", escribía en X y en remisión a un contenido de un medio afecto a su causa.

¿Y cómo olvidar a Yolanda Díaz y Marta Lois en cuclillas y recogiendo bolitas una a una en una playa mientras Íñigo Errejón las miraba estupefacto? Se pasaron de frenada mientras se carcajeaban de los tiros en los pies y las voladuras controladas de Feijóo, ninguneaban a Rueda y depositaban en Pontón, la del Bloque, todas sus esperanzas. Estaban tan convencidos del triunfo conjunto que hasta visualizaban la crisis del día después en el PP, con ese Feijóo destruido por haber convertido las elecciones gallegas en un referéndum sobre la amnistía. Cierto es que después de lo ocurrido tras las generales, el PP llegó a acusar un notable tembleque. Cualquier cosa que no fuera la mayoría absoluta no les serviría de nada. De modo que el partido conservador no celebró este domingo cinco mayorías absolutas consecutivas, ahí es nada, sino que las profecías de Tezanos sólo fueron una pesadilla. Mientras, Pedro y Yolanda hacían mutis por el foro.

Sumar y Podemos ya no existen en Galicia y no es opinión, sino una noticia. Y el PSOE va camino de la irrelevancia, engordando a los separatistas periféricos. Lo de Sánchez es la tierra quemada, ni una brizna de hierba tras su paso, el olor a napalm por las mañanas, pero en el trasero de sus candidatos autonómicos. El balance de daños es lo de menos mientras él se mantenga a salvo. Y no depende de Galicia, ni tampoco de la próxima parada electoral, en el País Vasco, o de las elecciones europeas del 9 de junio. Sánchez ha salido indemne del 18 de febrero gallego porque el crédito, el prestigio, la credibilidad y la vergüenza son cosas que perdió hace ya mucho tiempo. Así que cuidado con Sánchez porque la legislatura no ha hecho más que empezar y el que se jugaba el tipo en Galicia no era él, sino Feijóo. Que el PSOE gallego se haya despeñado le importa un pijo.

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