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Pablo Planas

"Extranjeros en su país" y el pujolsocialismo lingüístico

En realidad lo que ha ocurrido es que se ha intentado eliminar un idioma, el español, con la excusa de salvar el catalán. Y les ha salido el tiro por la culata.

En realidad lo que ha ocurrido es que se ha intentado eliminar un idioma, el español, con la excusa de salvar el catalán. Y les ha salido el tiro por la culata.
Manifestación en defensa del catalán y contra el 25% de español en la escuela en marzo de 2022 en Gerona. | Europa Press

A finales del año pasado una comisión del Parlamento Europeo se presentó en Cataluña para conocer de primera mano el funcionamiento de la "escola catalana" y la inmersión lingüística. Los eurodiputados se entrevistaron con decenas de personas, padres, profesores, altos cargos, jueces y políticos y pudieron constatar que las sentencias no se cumplen, que el español es un idioma postergado en la enseñanza en Cataluña, que hay familias que han sido señaladas por pedir español para sus hijos.

Los jueces se lo dijeron. La Generalidad se pasa las sentencias por el forro y el Gobierno apoya la limpieza lingüística de los separatistas porque depende de sus votos. Los padres se lo contaron. Se ha amenazado a los niños de las familias apuntadas por la Generalidad y los partidos independentistas. Y si les quedaba alguna duda, la consejera de Educación, sus secuaces, los comisarios lingüísticos voluntarios y los sindicalistas del separatismo les acabaron de convencer de que en Cataluña rige un modelo lingüístico sin parangón, un modelo totalitario, nefasto y delirante que vulnera el derecho elemental de los niños a recibir educación en su lengua materna y que margina al español, en teoría idioma cooficial en Cataluña. Y eso es así desde hace más de cuarenta años.

El separatismo ya ni siquiera se molesta en defender la supuesta bondad de sus atrocidades sociolingüísticas. Su sistema educativo es una catástrofe sin paliativos, una auténtica anomalía europea, un disparate sin control. Los profesores que tan solo pretenden educar y formar nada pueden hacer frente a los talibanes del catalán y los partidarios de la pedagogía del aprobado general en catalán. Siguen las multas a los comerciantes por no rotular en catalán. Hay barrenderos que pierden el trabajo por no poder acreditar su conocimiento del catalán. Se apremia al personal sanitario recién llegado para que aprenda catalán.

La reacción del separatismo ante el viaje a Cataluña de los eurodiputados ha sido denunciar que la Unión Europea no tiene ninguna competencia sobre los sistemas educativos de los países miembros. Cierto. En ERC y en Junts han concluido que la misión europea al centro de la inmersión era una injerencia, una intromisión intolerable y una auténtica afrenta. Claro, claro, pedazo de desafuero. ¿Pero se cumple el 25% de español en la enseñanza obligatoria? ¿Se respeta el derecho de los niños a recibir formación en la lengua de sus padres? ¿Se señala a las familias castellanohablantes que piden español en los colegios o no se las señala?

No tienen defensa y lo saben. Por eso se escudan en que la UE no tiene competencias. Sobre todo no tiene competencias para lo que no les conviene a ellos, los catalanistas que después de cuatro décadas de poder lo único que han conseguido es convertir el catalán en un idioma antipático y en retroceso. Nunca se habían destinado tantos recursos a favorecer un idioma y nunca un idioma había estado tan en peligro. En realidad lo que ha ocurrido es que se ha intentado eliminar un idioma, el español, con la excusa de salvar el catalán. Y les ha salido el tiro por la culata.

Prueba de ello, de que han hecho un pan como unas tortas, es que se acaba de reeditar el libro de Antonio Robles Extranjeros en su país, una novela sobre las funestas consecuencias de la inmersión y las patéticas raíces de esa basura. Treinta años ha cumplido el libro del profesor Robles, primer secretario general de Ciudadanos y exdiputado en el parlamento autonómico catalán. Se publicó en 1992, once años después del Manifiesto de los 2.300 a favor de la igualdad de derechos lingüísticos en Cataluña que le costó un secuestro y un tiro en la pierna a uno de los abajo firmantes. Sí. Ese crimen está en las hemerotecas, aunque se haya corrido un eficaz velo. Cómo sería la cosa que pasada una década Robles tuvo que publicar su novela bajo el seudónimo de Azahara Larra Servet y en una editorial madrileña.

Este jueves se vuelve a presentar la obra, que forma parte del catálogo de libros prohibidos por la Generalidad. El acto se celebrará en la Casa de Madrid de Barcelona a las 18:30. Extranjeros en su país. Antonio Robles. Kafka en el Poblenou. El dedo en el ojo de la dictadura lingüística del pujolsocialismo separatista.

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