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Pablo Molina

Sánchez necesita a Díaz Ayuso

Lo que quiere Sánchez es seguir en La Moncloa y, para eso, estas campañas terribles contra la bestia negra de socialistas y chavistas tienen una gran utilidad.

Lo que quiere Sánchez es seguir en La Moncloa y, para eso, estas campañas terribles contra la bestia negra de socialistas y chavistas tienen una gran utilidad.
Pedro Sánchez. | EFE

La presidenta de la Comunidad de Madrid ha hecho tanto daño a la izquierda que sus dirigentes compiten en lanzarle ataques a cual más rastrero, a ver si algún día consiguen deteriorar su imagen y le asestan una derrota electoral. No parece que esté de Dios, por lo que hemos visto en los últimos años, sino todo lo contrario, como saben muy bien los izquierdosos damnificados por la presidenta madrileña, obligados a renovarse al frente de las candidaturas izquierdistas cada elección en Madrid porque la Ayuso los destroza a todos. A Iglesias lo crujió y ahora anda fregando vasos por las tascas cutres de la noche madrileña, un buen indicador de lo que le duran los líderes del zurderío por más entusiasmo que despierten en la opinión publicada, siempre tan parcial cuando se trata de la presidenta de Madrid.

Se preguntaba Cristina Losada ayer qué es lo que pretende el PSOE con estos ataques a Díaz Ayuso porque, desde luego, si el objetivo es hundirla electoralmente, lo que están consiguiendo es justamente lo contrario. A mi juicio, en Madrid está ya ocurriendo lo mismo que en otras regiones dominadas ampliamente por la derecha, en las que el PSOE ha renunciado a gobernar. En esos territorios no se trata ya de revertir una tendencia electoral que, en todo caso, necesitaría varias legislaturas para concretarse, viniendo de mayorías absolutas tan amplias para la derecha como ocurre en Madrid, Castilla-León o Murcia. De lo que se trata es de destruir a los candidatos populares (incluso en el terreno personal) cueste lo que cueste, en una estrategia catastrófica para el PSOE local pero muy útil para la izquierda en otros territorios como aglutinante del voto de sus bases y, sobre todo, en las elecciones generales, últimamente tan disputadas.

Los socialistas murcianos, por ejemplo, solo hablan de Díaz Ayuso, lo que resulta muy significativo en una región donde la derecha dobla en escaños al conjunto de la izquierda (30-15). Sobre esto último, al parecer, no tienen nada que opinar. A Sánchez también le da igual que ni siquiera sus nietos vayan a ver un presidente murciano del PSOE; lo que quiere es seguir él en La Moncloa y, para eso, estas campañas terribles contra la bestia negra de socialistas y chavistas tienen una gran utilidad.

Sánchez necesita a Díaz Ayuso; no para desbancarla del gobierno de la Comunidad de Madrid sino para mantenerse él en el Gobierno de España, que es lo que realmente interesa en todo este asunto. Hay también un componente de odio profundo contra una política sin complejos, que se ríe de todos ellos y desnuda sus actitudes hipócritas diariamente al menos un par de veces, pero eso es consustancial al zurderío pijo y no explica que todos los ministros y hasta el Fiscal General del Estado se hayan involucrado en una operación terrorífica como la que han desatado contra el novio de Díaz Ayuso, más propia de las dictaduras bananeras que de una democracia formal.

Díaz Ayuso es un argumento nacional para la izquierda y el deterioro de su imagen pública una herramienta importante para mantener unido el voto socialista en las elecciones generales, las únicas que interesan Su Sanchidad. ¿Por qué tiene últimamente tan mala cara Yolanda Díaz y por qué lleva tantas jornadas sin decir ni pío sobre este asunto? Porque sabe que, si Sánchez consigue cargarse a Ayuso, ella irá detrás.

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