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José García Domínguez

El Banco de España y la Gran Sustitución

Sostener que España necesita acoger a nada menos que 37 millones de inmigrantes viene siendo lo mismo que decir que la España que conocemos debe desaparecer cuanto antes.

Sostener que España necesita acoger a nada menos que 37 millones de inmigrantes viene siendo lo mismo que decir que la España que conocemos debe desaparecer cuanto antes.
EUROPA PRESS

Mientras seguimos todos muy entretenidos con las tonterías de adolescente malcriado propias del presidente del Gobierno, el Banco de España acaba de cometer un informe oficial donde se aconseja a las autoridades que España deje de ser España; esto es, que la comunidad política, antropológica, espiritual y cultural que remonta su origen a la fundación del Estado por los Reyes Católicos en el siglo XV, simplemente, se disuelva en medio de una inmensa masa de nuevos pobladores extranjeros procedentes de todos los rincones del Tercer Mundo.

Porque sostener que España necesita acoger a nada menos que 37 millones de inmigrantes foráneos que se agreguen a los cerca de 10 millones de no nacidos en el país que ya residen aquí, pues no otra enormidad disparatada aconseja la institución presidida por Pablo Hernández de Cos, viene siendo lo mismo que decir que la España que conocemos debe desaparecer cuanto antes; desaparecer para siempre y punto. Hasta ahora, yo todavía pensaba que los más interesados en destruir España eran los separatistas vascos y catalanes. Pero acabo de descubrir, no sin alguna perplejidad, que el Banco de España parece tanto o más interesado que ellos en acabar con el país de raíz.

Y es que, cuando escuchaba hablar de la teoría de la gran sustitución, daba por hecho que esas ideas extravagantes sólo podían proceder y alimentarse en círculos marginales, en ambientes de frikis conspiranoicos situados en los márgenes de la sociedad; las tenía por simples desvaríos de lunáticos. Pero en esas me entero de que un organismo tan respetable y presuntamente serio como el instituto emisor ha alumbrado esa gran idea, la de promover que los españoles pasemos a constituir en breve una fracción minoritaria de la población de España. Hablamos de una barbaridad gestada en un entorno rodeado de banderas rojigualdas, frente al Cuartel General del Ejército, en un despacho de la calle Alcalá, en la villa de Madrid. Por cierto, esos 37 millones son muy necesarios en el país con la mayor tasa de paro de la OCDE. Estamos en manos de verdaderos descerebrados.

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