
El partido de Pedro Sánchez ha hecho saber, con emisarios, notas de prensa y trompetería, que va a poner en marcha la máquina del fango en cuanto acaben las vacaciones, que ya está bien de holganza y la máquina se les oxida. De momento, por lo que dicen, la están engrasando, pero el anuncio mismo de la próxima puesta en marcha es, en realidad, su puesta en funcionamiento. La característica más importante de esta ingeniosa maquinaria radica en que produce fango sólo con anunciar que lo va a producir. Aunque no lo parezca, es sencillo. Al decir que vas a investigar por tierra, mar y aire, los chanchullos de, pongamos, un primo segundo de un dirigente político, pones de inmediato en las noticias los chanchullos del primo segundo, sean reales o no, y esas noticias, pasados unos días, las recoge y regurgita la máquina como si fueran nuevo material que prueba los chanchullos del tal primo. Anunciar el fango es fango.
El intríngulis del funcionamiento lo conocen bien en el partido de Sanchez y por eso anuncian lo anunciado. Vale más un anuncio que mil pruebas, que además no habrá. No importa que el fango sea viejo ni que haya pasado por distintas máquinas de este tipo sin llegar a ningún lado. Por eso importa poco que el asunto en el que se implica a la hermana de Feijóo haya estado rodando en Galicia más de una década sin resultado. La clave no está nunca en la novedad; esta clase de fango siempre se deja reciclar. Tampoco se encuentra la clave en su credibilidad: nadie espera que alguien crea que hay algo de cierto. Lo que se espera es que nadie crea nada. El objetivo es que nadie crea a nadie. Con el empate, ya se consigue que el público tire la toalla y diga lo que dice siempre: bah, todos son iguales. La función capital de estas operaciones es que se instale un estado general de incredulidad, en el cual los chanchullos y corruptelas de los que se habla queden, por la fuerza de la desconfianza, totalmente desactivados.
El uso y abuso de esta maquinaria tiene algunos efectos colaterales. Sobre todo para los peones que han de manejar los productos, cuando se olvidan de que son etéreos y volátiles. Aunque olvidar es inherente a la actividad. Hay que olvidar, de entrada, lo que uno decía antes para poder decir lo que dice ahora con cara de poker. Mucha gente que rechazaba con toda solemnidad que se involucrara a familiares de políticos en la reyerta, cuando la involucrada era la mujer del presidente del Gobierno, ahora considera un deber inexcusable investigar a los familiares de los políticos. Ahora: cuando los socialistas anuncian, con emisarios, notas de prensa y trompetería, que van a investigar a familiares de Feijóo y de Ayuso. "No vamos a parar hasta conocer la verdad", dicen. ¡Conocer la verdad! Difícil que la conozcan quienes ya no serían capaces de reconocerla. Lo que sí puede hacer Sánchez es pedirle a Irene Lozano que le escriba un Manual de Uso de la Máquina del Fango para completar la trilogía.