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Agapito Maestre

El ejecutor Sánchez

No se trata de que Sánchez tenga secuestrada la institución, sino de algo peor, mucho peor, es usada como cárcel de la libertad.

No se trata de que Sánchez tenga secuestrada la institución, sino de algo peor, mucho peor, es usada como cárcel de la libertad.
Los socialistas aplauden a Pedro Sánchez durante el Comité Federal del PSOE este sábado en Madrid. | EFE

Sánchez no avisa. Ejecuta. La última ejecución fue dictada el sábado en el Comité Federal del PSOE: "Vamos a gobernar con o sin apoyo del poder Legislativo". Eso es lo que lleva haciendo desde que llegó al poder. Esa alocución no es un aviso de Sánchez, sino la constatación de un hecho. Nadie mejor que Sánchez sabe que los parlamentos pueden ser cárceles de la libertad. Eso es exactamente en lo que Sánchez ha convertido el Congreso de los Diputados. Y, además, lo pregona a los cuatro vientos para fruición de sus seguidores. La escandalosa y progresiva reducción de los ámbitos políticos estatales, esos espacios en los que tradicionalmente se ejercitaban el vivere libero y el vivere civile, llevada a cabo por Sánchez en los seis últimos años es la gran tragedia de España. En ese contexto el asesinato del parlamento se presenta como algo común. No se trata de que Sánchez tenga secuestrada la institución, sino de algo peor, mucho peor, es usada como cárcel de la libertad, naturalmente, con la colaboración de una Oposición tan estulta como carente de agenda política. Uno está en Buenos Aires y el otro en Fuenlabrada. Majaderos.

​La España de Sánchez vuelve a ser un modelo de dictadura casi perfecta para el mundo. Esa terrible afirmación de Sánchez sobre el prescindible poder legislativo no es, reitero, un aviso, sino la constatación de la desaparición de la democracia. Sí, Sánchez jamás avisa de nada a la casta política que le rodea. La pastorea con acciones brutales. Le basta un bastón duro para arrearla y cambiarla de lugar como si fuera ganado lanar, además, cuenta con unos cuantos perros de presa para rodearlas en el aprisco. Eso es para Sánchez el Parlamento: un paraje donde se recoge el ganado. Sánchez, pues, actúa y punto. Ejecuta. Pone cortafuegos por todas partes para que el incendio no le afecte. Se blinda. Y dicta, dicta y dicta sin recurrir a argumentos, razonamientos, o cualquier otra sencilla mediación intelectual, que pudiera hacerle cambiar sus dictados. Jamás justifica nada. ¡Ingenuo es quien espere una explicación sobre el cupo concedido a los separatistas catalanes!

​Sánchez es, sin duda alguna, un modelo ontológico de dictador. A los suyos, a la gente del PSOE y toda la faramalla comunista y separatista, los trata como esclavos. La foto de todos sus ministros aplaudiendo a la coreana sus dictados, en el Instituto Cervantes, es reveladora del régimen de esclavitud impuesto por este sujeto a sus lacayos. La otra foto, la del Comité Federal del PSOE, es sólo una concesión del señor a dos de sus esbirros. Sí, los suyos son para él meros esclavos-fantoches (¡incluso conseguirá imputar a Ábalos! ), y, a los otros, a todos los que están en el Parlamento español en representación, por decir algo, de otras siglas partidarias, sencillamente los desprecia. Sánchez sólo actúa. Ejecuta. Es un ventajista. Juega con cartas marcadas y, además, si hace falta, se saca de la manga las que esconde. ¿Cómo no reconocer lo que tiene de maquiavélica la jugada de traer al ganador de las elecciones venezolanas, Edmundo González, a España con la colaboración de Maduro, y darle asilo, cuando más desprestigiado estaba nuestro dictador?…

​Mientras los otros cacarean, dicen algunas cositas por presión de algún medio de comunicación crítico, o, simplemente, para justificar que hacen oposición, él actúa. Ejecuta. Él nunca dará un titular como el que nos ofreció Feijóo el domingo: "Vamos a desandar la invasión que este Gobierno ha hecho en todas las instituciones". Bienvenido, señor Feijóo, a lo que algunos venimos demandando de usted hace años. Pero, si usted quiere que yo me crea esa declaración, responda inmediatamente a Sánchez sobre lo que dijo el sábado en el Comité Federal: "Vamos a gobernar con o sin apoyo del poder legislativo". Vamos, Feijóo, no se arrugue. Convoque a Sánchez al Parlamento para no sólo afearle su conducta dictatorial, sino para presentarnos un programa nacional para revalorizar las instituciones de la democracia que están en almoneda, empezando por la del Parlamento. Responda a Sánchez y no sólo con palabras sino con acciones, en primer lugar, parlamentarias; en segundo lugar, movilice en la calle a millones de españoles que creen en la democracia, y que usted, junto a Abascal, no saben defender. ¡Hagan algo, hombre! Empiecen, repito, por reconocer que la ultima alocución de Sánchez sobre el Parlamento español no es una declaración más o menos vaga de "principios" de su gobierno, sino que es una medida de represión, cuasi perfecta, para convertir definitivamente el parlamento español en la cárcel de la libertad.

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