
Miro a Europa y siento envidia de la Administración de EE.UU. Es menester ser muy obtuso para no entender la insignificancia de la élite política europea respecto a la revolución democrática que está impulsando Trump en el mundo. La UE difícilmente se recuperará, mientras no se tome en serio que no es nada sin EE.UU. O negocia con EE.UU. los gastos del rearme de la OTAN o irá de mal en peor. De momento, las declaraciones de los líderes políticos europeos son para olvidar salvo las hechas recientemente por la señora Giorgia Meloni, presidente del Consejo de Ministros de Italia, quien ha expresado sus coincidencias con las críticas que el vicepresidente de los Estados Unidos, J.D. Vance, formuló sobre las políticas adelantadas por Bruselas en los últimos años, específicamente en lo referente a la defensa de la libertad de expresión y la democracia.
He ahí una política valiente, alguien con criterio, para reconocer todo lo que llevaba adentro el discurso de J.D. Vance en Munich, en la conferencia de seguridad. Sí, J.D. Vance expresó lo sustancial: el peor enemigo de la UE es la propia UE, empezando por sus líderes políticos y siguiendo por sus élites empresariales. La UE suspende casi en todo y especialmente a la hora de defender la libertad de expresión y la democracia. Ejemplo relevante sería la protección que da a un político, como Sánchez, que carece de legitimidad para estar en el poder y es dudosa su legalidad para presidir un gobierno que dice una cosa y la contraria para contribuir al rearme de la OTAN. ¿Cómo permite la UE que un prófugo de la justicia, un fulano nacido en Gerona, un tal Puigdemont, sea el que da estabilidad a un gobierno roto? Por lo tanto, no seamos ingenuos. Las instituciones europeas están, en primer lugar, para servir a unos políticos con escasa legitimidad para dar lecciones de democracia. Las castas políticas europeas utilizan las instituciones para sacarse un buen jornal. Es el gran negocio del poder.
Ha llegado, pues, la hora de la verdad sobre el rollo de Europa. Por ejemplo: ¿qué hará la UE con respecto a la política arancelaria impuesta por Trump? No creo que mucho, si tenemos en cuenta la escasa capacidad intelectual y ejecutiva de sus principales dirigentes. En este momento el galimatías burocrático de las instituciones de la UE solo sirve, reitero, para eludir su responsabilidad ante la crisis que ha desatado en su seno el presidente de los EE.UU., Donald Trump, que sólo defiende los intereses de su país. El Parlamento europeo, cuyos acuerdos apenas sirven para algo más que orientar a la Comisión, es una maquinaria inservible para tomar decisiones rápidas y eficaces. Se trata de una Asamblea para aparcar a una casta política que sólo sirve para aceptar el orden dado, o sea, ninguno, o para venderse a China y Rusia. El Parlamento ha demostrado con creces que es una institución a punto de morir, si es que no está muerta. Es incapaz de dinamizar al resto de las instituciones, empezando por la Comisión, esa especie de gobierno que apenas gobierna, y que sólo sirve para proteger a políticos corruptos. Nadie construya, pues, castillos en el aire con el rollo de la UE. Comparada con EE.UU. no es otra cosa que una burocracia ridícula que vive de esquilmar a millones de ciudadanos.
¿Qué es, pues, hoy la UE respecto de EE.UU.? Poca cosa. Nada. Por eso, Trump negocia país por país. No es necesario ser un gran europeísta para mantener que la UE no tiene fuelle. Es una cosa mortecina. La Comisión está presidida por alguien sin legitimidad. Sí, Ursula von der Leyen es la última representante de una casta política que ha hundido a su país y que persiste en seguir hundiendo al resto de Europa. Y qué decir sobre la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, la señora Teresa Ribera, pues algo parecido; preguntemos a los valencianos su opinión sobre Ribera y, seguramente, les dirán que es una de las primeras irresponsables de la tragedia de Valencia…
En fin, me callo y miro con admiración a los políticos de EE.UU., mientras desprecio a los de la vieja Europa, aunque siempre hallaremos alguna excepción como la representada por la señora Meloni.