El New York Times, periódico que apoyó a la perdedora y alimentó la ilusión de que iba a ser ganadora, cuenta ahora que las organizaciones de mujeres negras del partido demócrata ya veían venir que el país de los estadounidenses no iba a estar a la altura en estas elecciones. Y en nada, si a eso vamos. Desde que Kamala Harris se hizo con la candidatura —sin primarias y tras la presión de multimillonarios del Silicon Valley y figuras de Hollywood, aunque eso no lo recuerdan— esas mujeres sintieron que estaban a un paso de llegar a la cumbre, ¡por fin!, pero no dejaron de hacerse una decisiva y existencial pregunta, que era ésta y va literal: "¿Estaba América preparada para elegir a una mujer negra?".
La respuesta, emitida el martes, 5 de noviembre, ha confirmado, dicen, lo que muchas pensaban. Lo que pensaban de su país, que era esto: "que (ese país) preferiría elegir a un hombre condenado por 34 delitos, que ha escupido mentiras y falsedades, que ha despreciado a mujeres y personas de color y que ha amenazado con utilizar los poderes del gobierno federal para castigar a sus oponentes, antes que poner a una mujer de color en la Casa Blanca".
De modo que los más de 72 millones de votos a Trump eran para evitar que una mujer de color se sentara en el Despacho Oval. Que para asegurar que volviera a aposentarse allí el hombre blanco hetero, esos ciudadanos iban a votar no importa a quién, aunque fuera un rabioso delincuente. Se ve que en 2020 no votaron 81 millones a favor de Biden y una vicepresidenta que era mujer y de color, Kamala de nombre. Y se confirma, según las mujeres negras demócratas, que el capital de 81 millones de votos que amasó hace cuatro años el ticket Biden/Harris, se ha reducido a 68 millones por el tajazo amputador de la "espada de doble filo", la del racismo y el sexismo. El racismo que dio a Obama dos mandatos. Ay, ay, ay.
Racismo y sexismo, ahí estamos, donde siempre con los demócratas y sus imitadores de todos los lugares, incluidos los de este país nuestro. Se preguntaron las mujeres negras demócratas, temiendo lo peor, si América estaba preparada para elegir a una mujer negra. Pero no se preguntaron si la mujer negra Harris estaba preparada para presidir los Estados Unidos de América. Y esto de que no se pregunten por las cualidades de Harris para ser presidente nos puede dejar atónitos a los que pensamos que todavía existe cierta racionalidad en las democracias. Pero a quienes tienen el constructo identitario en la cabeza, esa pregunta no les cabe en ella.
Claro que culpar al racismo y al sexismo de un país de no haber elegido a la mujer negra —y acusar a un país de racista y sexista por lo mismo— no es más que la rabieta y el desquite de los que se enfadan cuando no sale lo que quieren. Si un día los republicanos presentan de candidata a una mujer de color, las identitarias de izquierdas pasarán mucho de su condición de mujer y de su color de piel. Sólo les importará que sea de derechas. Como debe ser, pero siempre, hipocritillas.