Ya no soy tan joven como antes, pero aún estoy rápido a la hora de entender o no muchos planteamientos o mantras. En un rato empiezo con las críticas al Atlético dentro de un mal partido en lo futbolístico que ganó con épica en lo contundente, pero antes me gustaría recalcar un asunto en concreto. Si me equivoco me lo pueden decir en los comentarios, no hay problema.
A mí me llevan años diciendo que cuando una cosa se repite mucho, no es suerte. No es potra. No es flor. Cuando un equipo gana como ayer lo hizo el Atlético es grandeza. Es ADN. Es creer. Es pelear hasta el final ¿O no? Un momento, me voy a los estatutos grabados en piedra que se pueden encontrar muy cerca de aquí, en Madrid. Según dicen esos estatutos que llevo años escuchando recitar, a veces en verso, si un equipo gana épicamente al Leipzig en casa, al Athletic en San Mamés, al Celta en Vigo y al PSG en París cuando el pitido final esta a punto de producirse, eso no es potra. No, no. Eso no es suerte. Eso es grandeza y ADN. Por lo tanto, antes de decir más cosas sobre el 1-2 de anoche, esto era lo primero que quería dejar claro. Lo del Parque de los Príncipes fue ADN. Dicho esto y perdonen por mi ironía, vamos con el resto.
El partido del Atlético fue malo. Marcado por muchísimas bajas en defensa, pero muy malo. Si el choque acaba 3-1 o 4-1, hoy estaríamos repitiendo de nuevo las mismas críticas hacia el equipo de Simeone, sin embargo, el resultado, que a fin de cuentas es lo único que vale en el fútbol, calla bocas. El partido lo salvó Oblak y lo sentenció Correa. Punto final. Fueron los príncipes del ADN del Atlético en el parque del PSG. Creo que ayer solo apruebo a Nahuel Molina, Julián Álvarez, Giuliano, Oblak y Correa. El resto me decepcionaron mucho. Barrios y De Paul ni la vieron venir hasta que Koke salió y puso algo de orden. Lenglet regaló el 1-0. Witsel sufrió muchísimo. Galán hizo lo que pudo con Dembélé. Riquelme y Lino pusieron ganas y nada de fútbol. Y Griezmann estuvo mal, muy mal. Y me duele decir esto porque un muy mal de Antoine suele ser un 7 de nota media, pero ayer, incluso dando el pase a Correa, el cuerpo te pedía acabar el partido con Julián en el campo y no con Griezmann.
La razón dice que acabar el partido con Correa y Griezmann arriba y no con Sorloth y Julián Álvarez era un error de Simeone. Y sigo pensando que lo es. No me gustó el Cholo y lo digo después de ganar, que es cuando más cuesta decirlo, pero el resultado manda. Pase de Griezmann y gol de Correa. Tres puntos. Me tengo que callar. El resultado me silencia. Sigo pensando lo mismo, pero el 1-2 me quita la razón y no saben la alegría que me da que Simeone acierte y yo no.
Ahora bien, dicho todo lo anterior, aunque mi crítica no lleva razón a nivel de resultado, la debo mantener. Porque tengo claro que este 1-2 del Atlético en París debe servir para varias cosas y ninguna de ellas pasa por pensar que todos los días te puedes salvar por portar el escudo del Atletico en el pecho. Los rojiblancos deben quitarse ya la depresión y pelear juntos. Celebrar esto sabiendo que no puedes repetir partidos así porque no todos los días son la fiesta del ADN. Y por último, ganar así no oculta el mal partido y momento de Simeone, Griezmann y cía. O salen del bucle o habrá más derrotas ante el Betis que victorias ante el PSG.
Luego está el tema de los merecimientos. Por supuesto que el partido de ayer mereció llevárselo el PSG de Luis Enrique. Nadie lo duda. Los datos están ahí. Datos en los que hay que fijarse día a día, partido a partido. Ante Espanyol y Lille, por ejemplo, el Atlético debió sumar 6 puntos. 3 en cada competición. Sacó solo uno en los dos encuentros. En París, el conjunto del Cholo sacó tres. ¿Qué mereció el Atlético si ponemos todo sobre la balanza? Pues 6 puntos, señoras y señores. Pero ha ganado 4. Así es el fútbol. Si ponemos estadísticas, las ponemos todas y si hacemos eso, el Atlético tendría los mismos puntos en Champions y dos más en Liga.
Para concluir, solo me queda dar la enhorabuena a los seguidores del Atlético. Sobre todo a los que estuvieron ayer en París. Hay que tener fe para ir al campo más difícil de la fase inicial de la Champions viendo cómo está el equipo fuera de casa. Como se suele decir, honor a los desplazados, porque si contase como ejercicio físico ver los partidos del Atlético, los aficionados rojiblancos estarían como el Capitán América de la película cuando le inyectan el suero del súpersoldado. A todas y todos los que estuvieron allí y los atléticos en general, disfruten del jueves y recuerden, no es suerte, es ADN.