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Óscar Puente o cómo sacar partido de la gota fría

Ha llegado a la antesala de la patada en el culo, la fase por la que ya pasaron tantas otras gentes que en su día se llegaron a creer íntimos de Pedro.

Ha llegado a la antesala de la patada en el culo, la fase por la que ya pasaron tantas otras gentes que en su día se llegaron a creer íntimos de Pedro.
Óscar Puente critica a Feijóo. | LD/ Agencias

Como el partido socialista es una broma de mal gusto resulta que Óscar Puente es el aspirante mejor colocado para una eventual sustitución del marido de Begoña Gómez. Contaba Libertad Digital este domingo que Puente gana enteros en la organización socialista como delfín sanchista porque ha dejado de insultar en la red social X y se dedica a glosar las tareas de reconstrucción de las infraestructuras viarias y ferroviarias destruidas por la gota fría.

Puente aprovecha la tragedia de Valencia para lavar su imagen. "Es nuestro momento", escribió la ministra de Igualdad, Ana Redondo, exmano derecha de Puente en el Ayuntamiento de Valladolid, en el papelucho de una reunión de su absurdo ministerio sobre la gota fría. Pues eso, que ha llegado el momento de Óscar Puente, esa especie de abusón de patio de colegio, el típico bandarra al que le gusta hacer bromas pesadas, reírse de los débiles y exhibir atributos de macho alfa de la manada.

No hay mal que por bien no venga, debe pensar el titular de la cartera de Transportes y Movilidad Sostenible muy en sintonía con la obscena campaña de promoción de Diana Morant, otra ministra, en su caso de Ciencia, Innovación y Universidades, cuyo papel en el operativo gubernamental para hacer frente a la catástrofe no tiene ningún sentido, salvo el electoral. Pero qué más da, ¿verdad?

El caso es que Óscar Puente está de moda y en el partido y en los medios afectos le hacen la pelota y se deshacen en elogios por la sobriedad, el rigor y la capacidad comunicativa del personaje. Una cosa de no creer. Sin embargo, hay algo en esa movida que remite a las exclamaciones de admiración de los científicos que trabajan con simios cuando estos reproducen algún comportamiento vagamente humano. Tal vez sea por el apodo de Oscargután...

Puente disfruta de su nuevo estatus de tío cabal y pulido y va por ahí haciendo declaraciones de todo tipo. Lo mismo suelta en La Vanguardia que "la desinformación es el nuevo golpismo" que, en cuestión de horas, se dedica a eso mismo, a extender la sombra de una sospecha sobre lo que hizo o dejó de hacer Carlos Mazón el día que el cielo se desplomó sobre los valencianos. "Su versión es conocida, otra cosa es que nos la creamos o no. (...) Yo he llegado a oír que aquella comida se produjo con el presidente de la patronal", ha dicho este lunes en Radio Nacional. Es un fenómeno, Puente, un disfrutón al que le suda un pie enfangarse en semejantes contradicciones, un artista del bulo, un genio del infundio, el gracioso del grupo.

Que lo pase bien mientras pueda. Nuestro Óscar Puente acaba de superar otra pantalla en el juego de Pedro Sánchez. Ha llegado a la antesala de la patada en el culo, la fase por la que ya pasaron César Luena, Adriana Lastra, Carmen Calvo, José Luis Ábalos, Iván Redondo, María Jesús Montero y tantas otras gentes que en su día se llegaron a creer íntimos de Pedro.

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