
Barcelona cuenta con una calle, la Rambla de Cataluña, que alberga una de las zonas comerciales más caras de España y de Europa. Allí, por menos de 20.000 euros al mes no hay manera de alquilar un local para montar cualquier negocio. Y justo esa suma, 20.000 euros mensuales, era la que pagaba hasta hace un par de semanas un inmigrante con nacionalidad de Bangladesh por el arriendo de un colmado en el que vendía algunos plátanos en estado demasiado avanzado de maduración, varias docenas de bolsas de patatas fritas, latas de cerveza y unas cuantas botellas de alcohol barato.
Pese a no observarse casi nunca clientes en su interior, la tienda, situada en los bajos en un célebre edificio modernista, construcción catalogada que alojó hasta hace bien poco la sede central de la Consejería de Economía de la Generalitat, parece ser que era muy rentable (acaban de clausurarla tras varias denuncias ciudadanas por carecer de licencia), pues su dueño, el inmigrante de Bangladesh, posee otros diez establecimientos similares en el Ensanche de la capital catalana. Estos días ha trascendido que abrieron 700 negocios de ese tipo en Barcelona —todos iguales y todos regentados por inmigrantes paquistaníes o de Bangladesh— en los cuatro últimos años; se ha inaugurado, pues, uno nuevo cada 48 horas.
Proliferación, la de ese tipo tiendas cutres en locales céntricos y con alquileres de infarto, que no ha pasado desapercibida a ojos de los barceloneses. Mucho dinero tienen que dar los plátanos medio podridos y las bolsas de patatas fritas, barruntan los autóctonos. Por lo demás, seguro que sólo debe de obedecer a una simple casualidad el hecho de que Collboni, el anterior número dos de Colau, consiguiera ser alcalde gracias al inopinado apoyo de varios centenares de paquistaníes, los que se inscribieron en masa para votar en las elecciones primarias del PSC a fin de designar candidato. Así, el 70% de los sufragios que obtuvo Collboni en las internas del partido fueron emitidos por pakistaníes. Sí, el 70%. Lo dicho, seguro que sólo fue casualidad.
