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Feijóo y Pepe Fulares

Lo de gobernar para la izquierda con los votos de la derecha es un elemento consustancial al Partido Popular. Esta película, usted y yo la hemos visto ya.

Lo de gobernar para la izquierda con los votos de la derecha es un elemento consustancial al Partido Popular. Esta película, usted y yo la hemos visto ya.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. | EFE

La presencia del presidente del PP en el reciente congreso de la Unión General de Trabajadores no ha sido solamente un gesto de cortesía con uno de los dos principales sindicatos, sino una demostración de las profundas convicciones socialdemócratas del candidato que pretende llegar a la presidencia del Gobierno con el voto de los que no tragan al sindicalismo de izquierdas ni, mucho menos, a sus representantes. La pirueta ideológica es notable, pero lo de gobernar para la izquierda con los votos de la derecha es un elemento consustancial al Partido Popular, que sus dirigentes observan con religiosa pulcritud cada vez que heredan del PSOE un núcleo de poder político.

La imagen de Feijóo en la tribuna de oradores, agradeciendo al líder del sindicato su labor en defensa de los trabajadores y encomiando el gran interés de las conversaciones que ha tenido con él a lo largo de estos meses (de qué habrán hablado estos dos), nos sirve para acotar de manera más precisa el estilo político con que el presidente popular pretende dotar a su acción de Gobierno si finalmente llega a La Moncloa.

Pepe Álvarez, también conocido por Pepe Fulares por su afición a llevar una de esas prendas anudadas al cuello, así haga 40 grados, fue el anfitrión de Feijóo en su calidad de secretario general de la UGT, donde prosigue su lucha por la emancipación de la clase obrera desde que en 1976 lo hicieron liberado sindical. 48 años defendiendo a los obreros (y obreras) y el tipo aún no se ha cansado, lo que dice mucho de sus convicciones sindicales pero también de un sistema laboral que permite a un señor con dos años de trabajo efectivo jubilarse con 50 de cotización a costa del bolsillo de los ciudadanos, estén afiliados o no a su sindicato.

El fular de ahora es morado como símbolo de la lucha contra el heteropatriarcado, una batalla crucial que el antecesor de Pepe en el sindicato traicionó, porque Cándido Méndez, en sus frecuentes arrebatos de sinceridad, solía reconocer que en casa no mueve un huevo y que es su parienta la que hace todas las labores del hogar. El sindicalismo de izquierdas es hoy feminista, ecologista, multiculturalista y con perspectiva de género, pero su papel principal sigue siendo apoyar a los gobiernos de su cuerda, roben lo que roben, y tratar de que los candidatos de la derecha no lleguen nunca al poder, se arrastren lo que se arrastren ante Pepe Fulares.

La presencia de Feijóo en el congreso de la UGT es coherente con su estrategia política, explicada en reiteradas ocasiones, de que el objetivo del PP es hacerse con el voto de los socialistas moderados. Por eso resulta imprescindible acudir a los saraos de la izquierda a rendir pleitesía, aunque les toque soportar bromas pesadas y escupitajos verbales, que en el caso de Feijóo parecen ser recibidos con cierta delectación masoquista.

Por eso decimos siempre que Alberto Núñez Feijóo es invotable y su partido todavía más, porque sus dirigentes observan de manera trasversal todas las perversiones ideológicas del personaje sin tener su talento, lo que hace todavía más difícil que alguien con convicciones liberales pueda votarles sin vomitar.

Ganará las elecciones, gobernará, lo echarán del poder a patadas y se volverá a Galicia presumiendo de que no cambió ni una sola ley de las que le dejó en herencia la banda de Sánchez. Esta película, usted y yo la hemos visto ya.

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