Estamos a 2 de diciembre de 2024. La temporada está solo en su primer tercio. Falta muchísimo. Pues bien, en solo unos meses y con 15 jornadas ligueras jugadas, pocas rondas de la Copa del Rey y pasado el ecuador de la fase de grupos de la Champions, ya hemos oído de todo. Me gustaría analizar todo ello porque creo que está muy relacionado con lo que debe hacer el Atlético de Madrid de cara al futuro ahora que parece haber encontrado un rumbo a seguir.
Primero se daba por hecho que el Real Madrid con Mbappé iba a barrer a todo el mundo. Después que el Barcelona de Flick era la reencarnación del Barça de Guardiola y Messi. El Atlético de Simeone, por su parte, perdido en juego y resultados, ya había tirado la Liga porque estaba a 9 del Barcelona y la Champions porque llevaba dos derrotas y una sola victoria. Entonces, primero iba a ganarlo todo el Madrid, luego el Barcelona y ahora... pues ahora toca darle la vuelta a absolutamente a todo y mientras se cambia el papel de favorito a Madrid y Barça según convenga, meter ruido alrededor del Atlético de Madrid por si acaso. Cambió el viento y, por supuesto, cambiaron las veletas.
A 2 de diciembre, todo ha cambiado. El Barcelona de Flick ya no es mejor que el de Xavi. Se habla incluso de "sobrevalorar" al técnico alemán. Armaggedon culé. Con Mbappé puede pasar al revés. De hecho seguramente pasará. De depresión blanca a resurrección. "Nos dieron por muertos". Como si lo viese. Esos serán los titulares cuando el francés carbure y el Real Madrid mejore. Porque esto va así. De 0 a 100 y de 100 a 0. ¿Qué equipo debe aislarse totalmente de eso? El Atlético de Simeone.
Atlético, ni antes los buitres ni ahora las sirenas. Antes de las siete victorias consecutivas volaban por el cielo. Ahora, estando en racha, te cantan canciones bonitas en el mar para que te lo creas, te acerques y te devoren. La misma trampa de siempre. La que se logró evitar en 2014 y 2021. Simeone, por suerte, lo sabe. Se fortifica con su partido a partido y procura que el vestuario no se salga de ahí porque ni el Atlético era un desastre antes ni ahora está camino de Neptuno. Lo que está claro es que algo ha hecho Simeone en 12 años como para apoyarle en las malas y esta recuperación es buena prueba de ello. El equipo cuando es intenso, funciona. Es el primer mandamiento. No compren más motos, porque no tienen ni ruedas. Ojo, aparte de eso había que encontrar el camino táctico y un once más o menos cerrado, algo a lo que el Atlético se está acercando, pero queda mucho. Eso sí, la intensidad, no es negociable.
A todo esto, la parte táctica lleva a un debate que para mí es una mentira o como mínimo, una media verdad. 4-5-1, 5-4-1, 4-4-2, 4-3-3, 4-1-4-1, 4-2-3-1 o 5-3-2. El Atlético, en un mismo partido, juega muchas veces con todas esas tácticas y no es 4-4-2 ahora y todo solucionado porque has quitado los tres centrales. Opción táctica, por cierto, que te dio una Liga en 2021. La foto de la táctica solo sirve para ver colocado el 11 en la tele y sigo viendo mucha gente simplificando todo a un 4-4-2 que, lo siento, es mentira. No es 4-4-2 y a ganar. No va así. Giuliano, por ejemplo, sigue bajando muchas veces a defender haciendo que sea una línea de 5 en defensa. Gris, señoras y señores. Ni blanco ni negro.
Siguiendo por el análisis del 11, cuando la defensa ha estado bien, Simeone no ha tenido problemas en poner solo dos centrales. Cuando Giménez no se lesiona, el Cholo pone dos. Cuando Galán ha entrado y sumado, cero problemas en ponerle. Cuando Barrios derribó la puerta, le puso. Cuando De Paul esta bien, le pone. Cuando el medio del campo responde, Simeone no tiene problemas en sentar a Koke. Cuando Julián ha ganado frescura y descanso, titular fijo. Cuando otros han respondido, descanso para Griezmann. Giuliano corre, titular. Y así con muchas más piezas del puzzle. Así de simple. Simeone hace las cosas cuando ve que los jugadores se lo ganan, no cuando Twitter o los periodistas (algunos ni eso) se lo dicen.
A todo esto, el otro día en Valladolid ya empecé a escuchar a las sirenas. Desde la grada del José Zorrilla llegaban ecos de sus cánticos. Estaba lejos de Madrid, pero ya se las podía escuchar. Esas que te dicen que el Atlético está casi camino de Neptuno. Esas que además de regalarte los oídos se auto elogian a ellas mismas diciendo que el cuadro rojiblanco vuelve a ser aspirante porque, atención, se ha alejado del cholismo. ¡Apaga y vámonos! Me sale la risa tonta. Lo siento, no lo digo de manera insultante, pero es que me sale. Porque ya he visto esta película tantas veces que me sé los diálogos. Se aleja del cholismo con el Cholo, ¿no? Esa es la teoría. No tiene sentido porque para sumar estas 7 victorias consecutivas, lo que más ha hecho el Atleti es, sorpresa, volver al cholismo. Empezó cerrando la portería y siguió por premiar la intensidad y la solidez de los futbolistas. ¿Qué es eso? Cholismo. Cholismo ilustrado. Y ahora con todo eso y con un vestuario que ahora sí está dando golpes sobre la mesa ha llegado un estado de forma que, para que sirve realmente de algo, debe mantenerse el resto del año se gane o se pierda.
Así están en las cosas por el Metropolitano. Lo de todos los años con Simeone, a fin de cuentas. Entre sirenas y rapaces anda el juego. En mi caso suelo mantenerme calmado en ambas situaciones y como hace un mes no pedí la cabeza de nadie, ahora me siento en el maravilloso derecho de mantener aún más la calma. Entre mirar al cielo o escuchar lo que viene del mar, prefiero mirar al partido a partido. Toca el Cacereño. Eso sí, para paliar la espera hasta el duelo copero hay que verse una y mil veces el gol de Griezmann en Pucela. Otro al que había que echar ya, ¿no? ¡Bendita paciencia!