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Sánchez recupera la PSV

Sánchez no es un gobernante que se haya distinguido por su preocupación por el mercado inmobiliario, tensionado cada vez más por las regulaciones del Gobierno.

Sánchez no es un gobernante que se haya distinguido por su preocupación por el mercado inmobiliario, tensionado cada vez más por las regulaciones del Gobierno.
Europa Press

Uno de los anuncios más importantes de Sánchez en el reciente Congreso Federal del PSOE es la creación de una gran empresa estatal de vivienda, que se dedicará a construir, vender y alquilar centenares de miles de casas para, de esta forma, solucionar el problema de la vivienda en España. Un organismo estatal para arreglar un grave problema social ¿Cómo no se le había ocurrido antes a nadie? El sanchismo ha necesitado seis años en el poder para llegar a esa conclusión elemental pero, finalmente, ha dado el paso que la izquierda estaba esperando para poner fin a la especulación inmobiliaria y entregar casas a los de abajo a precio de saldo. Pero Sánchez no es nada original al hacer este anuncio. El experimento ya se llevó a cabo en tiempos del felipismo a través del sindicato hermano, la UGT, con un éxito, digamos, moderado.

En efecto, a comienzos de los 90 los socialistas pusieron una iniciativa similar a la anunciada por Sánchez para construir 20.000 viviendas, que serían adjudicadas a precio de coste a los obreros más necesitados. Seis años después, la empresa dio en quiebra sin poner ni un puto ladrillo, los ahorros de los 20.000 cooperativistas desaparecieron, los directivos de la empresa fueron al trullo y el Gobierno socialista tuvo que hacerse cargo del pufo con el dinero de todos los españoles. Como premisa de éxito de la izquierda cuando se pone a construir, el ejemplo es impagable.

Sánchez no es un gobernante que se haya distinguido por su preocupación por el mercado inmobiliario, tensionado cada vez más por las regulaciones del Gobierno, las comunidades autónomas y los ayuntamientos más progresistas, con Barcelona a la cabeza. En su segunda investidura anunció la construcción de 120.000 viviendas, aunque seis años después ha entregado las llaves de algunas menos. En concreto, de cero. Con este precedente es fácil prever el número de viviendas que la nueva corporación estatal va a construir en lo que queda de legislatura, que estará muy próximo al de los seis años anteriores, pero si finalmente echa a andar el proyecto habrá que estar muy atentos a los personajes seleccionados para dirigir el cotarro, no sea que acaben todos como sus predecesores al frente de la famosa PSV.

La mayor decepción de la iniciativa ugetista de aquellos primeros años noventa fue, sin embargo, que el latrocinio de los fondos y la ruina subsiguiente impidieron la construcción de lo que, sin duda, habría sido una de las grandes conquistas arquitectónicas promovidas por la izquierda a lo largo de toda su historia: La Esfera Armilar. Y es que la UGT incluyó en su macropoyecto la instalación de una réplica reducida del cosmos, con sus planetas en movimiento, casi 100 metros de altura y miles de toneladas de cemento y acero dando forma a una mole esférica, que rivalizaría, sin duda, con estructuras mundialmente tan distintivas como la Torre Eiffel.

Pero la izquierda es tan torpe y tan ladrona que tampoco hubo dinero para hacer esa maravilla de la ingeniería civil, algo que Sánchez debería recuperar como emblema de la nueva corporación estatal. Puede pedirle información a Pepe Fulares. Los planos de la famosa esfera deben andar por ahí.

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