
Creo que Sánchez está muy vivo y la Oposición no se entera. A todos, incluidos los analistas políticos, nos vendría bien un poco de realismo. Aprendamos de Trump. Sí, aún no ha jurado el cargo el nuevo Presidente de los EEUU y la situación política internacional está cambiando. Otro tanto podría decirse respecto a los cambios nacionales en Venezuela, Israel y todos los países protegidos por la entente montada por Xi Jinping y Putin. La cosa va rápida. El fututo gobierno de EEUU, liderado por Trump, no miente: prepara un programa de reeducación mundial. Afectará también a España. Y se llevará a cabo, nadie lo dude, porque está apoyado sobre bases realistas, entre las que cabe destacar su puesto o lugar económico entre los siete países más desarrollados del mundo. Sí, ese programa de reeducación, cuyo principal mandamiento es rescatar la verdad y suprimir la ideología, el engaño y la mentira, tiene un punto de apoyo obvio: EEUU es una gran economía. Sigue teniendo el 50% del PIB de las economías más potentes del mundo. Impondrá, seguro, su pedagogía.
La lección de realismo de Trump está expandiéndose por todas partes, aunque en España a muchos les cueste entender la cosa; por ejemplo, el Ejecutivo de España persiste en sobrevivir de la ideología, la mentira institucionalizada, y despreciar la economía. Cualquiera que pregunte por las bases económicas de la "ideología del bulo" montada por la coalición gubernamental formada por socialistas, comunistas y separatistas, se contestará al instante que son débiles y evanescentes. El gobierno de España ni siquiera tiene aprobados unos presupuestos para ir tirando, pero ahí sigue con sus políticas represivas y de fango ganando tiempo para mantenerse en el poder. Eso significa que el poder ideológico, la capacidad del engaño, del Gobierno de Sánchez sigue siendo inmenso. Nadie lo ponga en duda. Universidades, profesores, periódicos, radios, televisiones y cualquier junta letras que se precie prefieren ponerse antes al servicio de Sánchez que asumir de frente la realidad que se nos viene encima.
Tampoco la Oposición es capaz de asumir lo que trae Trump. Sus agencias de análisis internacional siguen desbarrando o, simplemente, esperando cosas concretas. Se contentan con decir "ya veremos". Ese ridículo placebo, mientras se mueren de estulticia, les impide analizar la voluntad política de Trump. Son tan necios que ni siquiera tienen en cuenta que "sin voluntad política" no existe la política ni Cristo que la fundó. Esa falta de realismo ha llegado incluso a infectar a personas inteligentes en sus profesiones, pero incapaces de comprender que el análisis político es realista o no es. Hay personas que siguen confundiendo sus deseos con la realidad, incluso siguen creyendo tanto en el poder ideal de la justicia que dan por muerto, en términos políticos, a Sánchez. ¡Qué ingenuidad! Sánchez sigue vivito y coleando en su castillo de La Moncloa. Tiene a casi toda la "ciencia", o lo que pasa por ser ciencia, a su servicio. El Ejército, la Guardia Civil, la policía y otras tantas instituciones del Estado están en sus manos, pero hay gente dispuesta a decir que es un cadáver político. Me resisto a este tipo de análisis. Siempre lo he hecho por "idealista" y, sobre todo, porque alimenta una idea de la política que no comparto, a saber, hacer depender la acción política de lo que decidan los tribunales de Justicia.
En fin, ojalá el realismo de Trump llegue pronto a España o, de lo contrario, todos moriremos mirándonos el ombligo.