
Recordarán ustedes el rifirrafe mundial que se organizó tras el incidente en el que murieron cuatro empleados de la oenegé World Central Kitchen (WCK) y tres de sus escoltas de seguridad: "Exijo que el Gobierno israelí aclare las circunstancias de este brutal ataque", bramó el presidente Sánchez. Sucedió el pasado mes de abril y les vino al pelo a los propagandistas de La Moncloa, que ya habían decidido cambiar la matraca de Franco por la de Netanyahu. La conspiración fachosférica dejó paso a la de los sabios de Sion.
El cabreo de José Andrés era tal y tan grande su supuesta influencia que hasta hubo plumillas que anticiparon un cambio en la posición de la Administración americana sobre la guerra en Gaza: "Cuando José Andrés habla, Washington escucha". El dadivoso cocinero se desahogó acusando falsamente a Israel de atacar deliberadamente a los trabajadores de WCK. Sus amigos de la jet mundial le dieron unas palmaditas en la espalda y Sánchez, "horrorizado", le trasladó "su más sincero pésame" y todo su cariño. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se disculparon y siguieron a lo suyo, que era bombardear y eliminar a los terroristas islámicos. ¿Nos acordamos ya de la guerra de Gaza? Pues eso, a otra cosa mariposa. Ahora toca de nuevo unas sesiones de franquismo.
Según informó la agencia Reuters, el pasado 10 de diciembre WCK había comunicado el despido de 62 de sus empleados palestinos en la Franja de Gaza. El motivo: tenían unas relaciones muy raras con Hamás. Parece ser que eran una suerte de "fijos discontinuos" y cuando cesaban en su trabajo de pinches con José Andrés, se iban a hacer maldades con los terroristas. Fuentes de seguridad israelíes encontraron que esos empleados tenían "afiliaciones y conexiones directas" con Hamás o la Yihad y exigieron que WCK los despidiera.
En un mensaje al personal de la oenegé, los jefes confirmaron que habían "realizado cambios", que es como se llama al finiquito en lenguaje inclusivo. Les dicen algo así: "Mira, habibi, vamos a cambiar: mañana no vengas". Lo hacen para no herir la susceptibilidad del palestino maltratado por la vida. The Jerusalem Post entrevistó a dos trabajadores de WCK. Hablaron bajo condición de anonimato y dijeron que les habían informado de que el despido se basó en una evaluación israelí de los trabajadores y que se produjo por "razones de seguridad". Un término "empleado para indicar vínculos con grupos militantes palestinos", precisaba el periódico.
Unos meses antes, otro informe de las FDI advertía de la infiltración de miembros de Hamás en la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) y señalaba que unos 450 agentes terroristas en Gaza estaban empleados por la UNRWA. The Times of Israel publicaba que las FDI también revelaron que Hamás había escondido un gran centro de datos subterráneo directamente debajo del edificio de la sede de la UNRWA en la ciudad de Gaza. Se encontró una entrada debajo de una escuela cercana a la oenegé. Ajeno a estas denuncias, nuestro pizpireto ministro de Exteriores, José Manuel Albares, premió al antisemita Philippe Lazzarini —el jefe de la UNRWA— con la Real Orden de Isabel la Católica. Mientras Estados Unidos (de Biden), Japón, Canadá, Francia (hasta un total de 18 países, 13 de ellos europeos) retiraban la financiación a la agencia de la ONU, el Gobierno de Sánchez multiplicaba por tres los fondos que aporta el contribuyente español. El pasado 20 de diciembre, el ejecutivo sueco comunicaba que suspendía la financiación a la UNRWA y apuntaba a una "crisis de confianza" en la agencia.
El Instituto Tony Blair para el cambio global encargó la realización de una encuesta presencial en Cisjordania, Jerusalén Oriental y la Franja de Gaza para conocer las actitudes de los palestinos hacia la guerra y el liderazgo palestino. El trabajo de campo concluyó el pasado agosto y los resultados se han conocido recientemente.
La encuesta demuestra que la población de Gaza está buscando un cambio, con la capacidad de gobernarse a sí misma. Cuando se les preguntó qué entidad preferían para dirigir Gaza inmediatamente después de la guerra, sólo el 7% de los gazatíes dijo que Hamás. La encuesta reveló una importante oposición a Hamás entre los palestinos de la Franja: casi nueve de cada diez (87%) consideran a Hamas responsable de la situación actual.
Quienes mejor conocen las corruptelas de la Autoridad Palestina son sus paisanos. En Cisjordania, el 81% afirma que se necesitan reformas moderadas o profundas. El presidente de esta organización es Mahmoud Abbas; lleva 18 años sin convocar elecciones. Un modelo para Pedro Sánchez, que le recibió con honores de jefe de Estado.
Los datos de la encuesta vienen a confirmar lo acertado del objetivo de las operaciones militares de Israel, que no era otro que borrar la presencia de Hamás en la Franja de Gaza. Un decisión obligada, impuesta tras los atentados del 7 de octubre. En nuestro país, el Gobierno ha trabajado activamente con el bando de los que buscaban humillar a Israel. Favorecer a los ayatolas iranies. Lo hizo por interés electoral. Es uno de los perdedores de esta guerra. Una derrota más.
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