Menú

El raro treparriscos es el "Ave del año 2025"

Vamos por la especie que hace el número 36 en la lista anual de estos nombramientos. Una feliz iniciativa de la Sociedad Española de Ornitología.

Vamos por la especie que hace el número 36 en la lista anual de estos nombramientos. Una feliz iniciativa de la Sociedad Española de Ornitología.
El treparriscos, "Ave del año 2025" | SEO Birdlife/Europapress

Proclamar una especie de ave como "ave del año" implica una llamada de atención a un público que en casi todas las ocasiones ni siquiera la conoce; se trata de ponerla en el foco de atención necesario para divulgar los peligros que corre.

El nombramiento se produce por votación popular entre los amantes de la ornitología, que son muchos más de lo que pudiera creerse. La prestigiosa SEO Birdlife (Sociedad Española de Ornitología) propone una triada, entre las que se elige la especie protagonista del año.

Este año la SEO mira hacia la alta montaña

Este año las tres aves propuestas han sido el treparriscos, finalmente elegido, el pechiazul y el gorrión alpino. Tres aves verdaderamente curiosas, poco conocidas y misteriosas.

El "ruiseñor pechiazul" ha quedado en segundo lugar con 2.334 votos. Esta especie cuenta con una variedad llamada "pechiazul de medalla blanca", propia de los bosques centroeuropeos que rindió a la humanidad un cumplido favor cuando uno de sus miembros, un macho en pleno celo, dejó escuchar su canto disuasor para alejar del nido donde incubaba su hembra, a un genio de la música, Beethoven, inspirando así el primer movimiento de su sexta sinfonía, llamada "pastoral" por su temática campestre.

Más modesto, tanto en plumaje como en canto, es el gorrión alpino, "medalla de bronce" con sus 2.022 votos, pájaro con tendencia a los hábitats de alta montaña y remotamente semejante al gorrión urbano, que, por cierto, parece ir remontando, poco a poco, en el proceso de desaparición de las ciudades que viene sufriendo en casi toda Europa.

Vamos con el "Ave del año 2025", el treparriscos, Trichodroma muraria; es un pájaro que se mueve, como su nombre indica, correteando sobre las peñas, calizas o pizarrosas, donde se camufla favorecido por su librea grisácea con barras del mismo tono; con su pico, lago y ganchudo, va explorando fisuras de la piedra y briznas vegetales, porque se trata de un pájaro fundamentalmente insectívoro, al que en ocasiones se puede ver también picoteando entre las cortezas de los pinos.

Cuando el treparriscos levanta el vuelo deja ver que su librea no es tan modesta como parece en vista dorsal, sobre todo cuando se trata de un macho en celo; en este caso el pecho es negro como un tizón. En los dos sexos las alas muestran un vivo color bermellón.

Cuando vemos un treparriscos en vuelo por primera vez, su deambular vacilante y un poco descoordinado parece simular una gran mariposa, lo que hace a la especie verdaderamente singular; ningún otro pájaro vuela de forma parecida.

Las aves ibéricas de alta montaña

Tanto nuestra "Ave del año 2025", como otras especies de diferente porte adaptadas a la alta montaña, como el urogallo, nos hablan de un remoto pasado de tiempos glaciares, cuando los hielos y la nieve ocupaban espacios mucho mayores en la Península: al retirarse los hielos superada la glaciación, quedan islas de frío, limitadas a las cumbres montañosas, donde sobrevive, como fauna de alta montaña, una muestra-reliquia de pasados tiempos geológicamente más fríos.

Como el urogallo, el treparriscos cuenta con dos poblaciones relícticas limitadas a ciertas montañas de Cantabria y Pirineos. Se ignora el número exacto de localizaciones de la especie y en ello trabajan actualmente los ornitólogos de campo, se especula con la posibilidad de entre 600 y 900 territorios, que constituyen en definitiva el límite occidental mundial de la especie.

El treparriscos ha sido destacado este año por la SEO para llamar la atención sobre sus problemas: desde luego todas las especies relegadas a "islas de frío", como las de alta montaña, sufren especialmente durante las épocas climáticamente calurosas, pero lo peor para el treparriscos es precisamente lo poco que sabemos de sus poblaciones, de su número y de las circunstancias por las que pasa en su hábitat.

Para proteger a cualquier especie lo primero es conocer el número de individuos, las poblaciones en que se reparte el mismo, en definitiva, hacer un censo fiable, lo que suele requerir ingente trabajo de campo.

También es preciso divulgar su existencia y motivar al público a simpatizar con su protección; en algunos casos esto no resulta sencillo, cuando no se toma a broma la cuestión como ocurrió hace años con el "camachuelo trompetero", cuyo curioso nombre resultaba "gracioso" para los no versados en ornitología.

Divulgada queda, pues, la curiosa vida de este pájaro insectívoro de alta montaña constituido en verdadera rareza de la fauna española, el Trichodroma muraria: ave del año 2025, que viene a suceder en tal honor al no menos curioso avetoro. Enhorabuena por la iniciativa a la prestigiosa Sociedad Española de Ornitología.

Miguel del Pino, catedrático de Ciencias Naturales

En Tecnociencia

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Alta Rentabilidad