
Pedro Sánchez conservó la presidencia del Gobierno regalando impunidad a los golpistas catalanes a cambio de seguir pernoctando en La Moncloa. No por capricho, sino para seguir recibiendo él, su familia y sus amigos, los beneficios del poder. Y, si muchos de estos beneficios son ilegítimos, ante el atrevimiento de que los jueces los persigan, incapaz de conseguir con amenazas que paren, ha pensado que lo mejor será hacer una ley ad hoc, pensada para él y su familia. ¿No es la ley de Amnistía una ley ad hominem? ¿Por qué no hacer otra ad columbam? Y, si hacemos una ley para salvar a la pichona de las fauces de la Justicia, por qué no aprovecharla y que sirva también para rescatar al cuñado pichón. En su caso, la cosa urge. David canta como un ruiseñor, pero como siga declarando en sede judicial como lo hace, acabará en el corredor de la muerte. Y, si han de librarse paloma y palomo, ¿por qué no hacer una ley para que Sánchez sólo pueda ser acusado por la Fiscalía? A fin de cuentas, la Fiscalía, ¿de quién depende? ¡Pues eso!
La propuesta del PSOE suprimiendo en la práctica la acción popular es groseramente inconstitucional. Pero, está redactada de un modo tan artero que Pumpido podría declararla conforme a la Carta Magna sin sonrojarse más de lo que lo ha hecho con la absolución de los condenados por los ERE. Se dice que la acción popular se puede ejercitar, pero se exige un vínculo con el caso. Si se tiene un vínculo, ¿para qué hace falta ninguna acción popular? En la práctica, si se aplica la norma con rigor, nadie sin interés concreto en el caso podrá ejercer ninguna acción. Para disfrazar aún mejor el atropello, se dice que los que ejerciten la acción popular podrán oponerse al sobreseimiento, para no hacer evidente que todo queda en manos de la Fiscalía. Pero, como luego al querellante no se le deja intervenir en la instrucción, será imposible seguir adelante, por mucho que triunfe la oposición al sobreseimiento, sin la colaboración de la Fiscalía. De modo que de facto será ésta la que decida si archivar o seguir investigando.
Para que Junts vote la ley, se añade la recusación de jueces que hayan expresado alguna opinión y que Puigdemont pueda sacudirse a Llarena y ver si le ponen un juez de la cuerda socialista que diga que el golpista está requeteamnistiado. Y para que el PP no pueda rechistar, meten la prohibición de que los partidos políticos puedan ejercer la acción popular, que ya fue una ideica de Mariano Rajoy. De paso, así quitan a Vox del juicio del procés para que el tribunal no tenga otro remedio que hacer, también aquí, lo que la Fiscalía diga.
Esto sólo lo para Europa. Pero ya veremos cómo le explica Feijóo a Von der Leyen que lo que ellos quisieron hacer era en realidad una cosa distinta. Ahora que Sánchez ha puesto de moda a Franco, podemos recordar lo que le contestó a un ministro que le pedía una explicación a su reciente destitución: "Desengáñese, Arburúa, que vienen a por nosotros".